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JOB 8:1-22

JOB 8:1-22 DHHE

¿Hasta cuándo seguirás hablando así, como habla un viento huracanado? Dios, el Todopoderoso, nunca tuerce la justicia ni el derecho. Seguramente tus hijos pecaron contra Dios, y él les dio el castigo merecido. Busca a Dios, al Todopoderoso, y pídele que tenga compasión de ti. Si actúas con pureza y rectitud, él velará por ti, y te dará el hogar que justamente mereces. La riqueza que tenías no será nada comparada con la que tendrás después. Consulta a las generaciones pasadas, aprende de la experiencia de los antiguos. Nosotros somos apenas de ayer, y nada sabemos; nuestros días en esta tierra pasan como una sombra. Pero los antiguos podrán hablarte y enseñarte muchas cosas. El junco y el papiro sólo crecen donde abunda el agua; sin embargo, estando aún verdes y sin cortar, se secan antes que otras hierbas. Lo mismo pasa con los malvados, con los que se olvidan de Dios: sus esperanzas quedan frustradas. Su confianza y seguridad son como el hilo de una telaraña. Querrán agarrarse al hilo, y no resistirá; apoyarse en la telaraña, y no los soportará. Los malvados son como verdes hierbas al sol, que se extienden por todo el jardín, que enredan sus raíces entre las rocas y se adhieren a las piedras, pero que si alguien las arranca de su sitio nadie puede saber que estuvieron allí. Así termina su prosperidad y en su lugar brotan otras hierbas. Dios no abandona al hombre intachable ni brinda su apoyo a los malvados. Él hará que vuelvas a reir y que grites de alegría; en cambio, tus enemigos se cubrirán de vergüenza, y la casa de los malvados será destruida.

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