JOB 3:2-10
JOB 3:2-10 Reina Valera 2020 (RV2020)
Y dijo: ¡Perezca el día en que yo nací y la noche en que se dijo: «Un hombre ha sido dado a luz»! Que aquel día se vuelva sombrío; que no cuide de él Dios desde arriba ni haya luz que sobre él resplandezca. Cúbranlo tinieblas y sombra de muerte, y repose sobre él nublado que lo haga horrible como día tenebroso. Apodérese de aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año ni entre en el número de los meses. ¡Ojalá fuera aquella una noche solitaria, y que no hubiera canción alguna en ella! Maldíganla los que maldicen el día, los que saben despertar a Leviatán. Oscurézcanse las estrellas del alba; que en vano espere la luz y no vea el parpadeo de la aurora, por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, ni escondió de mis ojos la miseria.
JOB 3:1-10 La Palabra (versión española) (BLP)
Job habló por fin y maldijo así su día: ¡Muera el día en que nací y la noche que anunció: «Se ha concebido un varón»! Que ese día se vuelva tinieblas, que en lo alto Dios prescinda de él, que la luz no lo ilumine. Que sombrías tinieblas lo reclamen, que se ciernan sobre él nubarrones, que un eclipse lo llene de espanto. Que la oscuridad se apodere de esa noche, que no se sume a los días del año, que no entre en el cómputo de los meses. Que esa noche quede estéril, que no se oigan los gritos de júbilo; que la maldigan los que maldicen al Océano, los que saben conjurar a Leviatán. Que se ofusquen las estrellas de su aurora, que espere en vano la luz, que no vea el parpadeo del alba. ¿Por qué no se me cerró la salida del vientre y se me evitó contemplar tanto dolor?
JOB 3:1-10 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Por fin Job rompió su silencio y maldijo el día en que había nacido. ¡Maldita sea la noche en que fui concebido! ¡Maldito el día en que nací! ¡Ojalá aquel día se hubiera convertido en noche, y Dios lo hubiera pasado por alto y no hubiera amanecido! ¡Ojalá una sombra espesa lo hubiera oscurecido, una nube negra lo hubiera envuelto o un eclipse lo hubiera llenado de terror! ¡Ojalá aquella noche se hubiera perdido en las tinieblas y aquel día no se hubiera contado entre los días del mes y del año! ¡Ojalá hubiera sido una noche estéril, en que faltaran los gritos de alegría! ¡Ojalá la hubieran maldecido los hechiceros que tienen poder sobre Leviatán! ¡Ojalá aquella mañana no hubieran brillado los luceros, ni hubiera llegado la luz tan esperada ni se hubiera visto parpadear la aurora! ¡Maldita sea aquella noche, que me dejó nacer y no me ahorró ver tanta miseria!
JOB 3:2-10 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Dijo así: «Que perezca el día en que fui concebido y la noche en que se anunció: “¡Ha nacido un niño!” Que ese día se vuelva oscuridad; que Dios en lo alto no lo tenga en cuenta; que no brille en él ninguna luz. Que las tinieblas y las más pesadas sombras vuelvan a reclamarlo; Que una nube lo cubra con su sombra; que la oscuridad domine su esplendor. Que densas tinieblas caigan sobre esa noche; que no sea contada entre los días del año, ni registrada en ninguno de los meses. Que permanezca estéril esa noche; que no haya en ella gritos de alegría. Que maldigan ese día los que profieren maldiciones, los expertos en provocar a Leviatán. Que se oscurezcan sus estrellas matutinas; que en vano espere la luz del día, y que no vea los primeros rayos de la aurora. Pues no cerró el vientre de mi madre ni evitó que mis ojos vieran tanta miseria.