JUECES 2:16-23
JUECES 2:16-23 La Palabra (versión española) (BLP)
Pero entonces el Señor hacía surgir jueces que los ponían a salvo de quienes los saqueaban. Sin embargo, tampoco hicieron caso de esos jueces. Dieron culto a otros dioses y se postraron ante ellos. Se desviaban enseguida del camino seguido por sus padres que habían sido dóciles a los mandamientos del Señor y no los imitaban. Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor asistía al juez y, mientras este vivía, estaban a salvo de sus enemigos, porque el Señor se compadecía de los gemidos que proferían ante los que los maltrataban y oprimían. Pero en cuanto moría el juez, volvían a corromperse más todavía que sus padres e iban detrás de otros dioses, dándoles culto, postrándose ante ellos y siguiendo en todo las prácticas y la conducta obstinada de sus padres. Así que el Señor se encolerizó con el pueblo israelita y dijo: —Ya que este pueblo ha quebrantado la alianza que sellé con sus antepasados y no ha escuchado mi voz, tampoco yo seguiré expulsando ante ellos a ninguno de los pueblos que Josué al morir dejó sin conquistar. El Señor quería poner a prueba con esos pueblos a los israelitas, a ver si seguían o no los caminos del Señor, como los habían seguido sus antepasados. Por eso el Señor no se metió con aquellos pueblos, y no los expulsó enseguida, ni los entregó en manos de Josué.
JUECES 2:16-23 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
también hizo surgir caudillos que los libraran de quienes los despojaban. Pero los israelitas no hicieron caso a aquellos caudillos, sino que fueron infieles al Señor y adoraron a otros dioses. Sus antepasados habían obedecido los mandamientos del Señor, pero ellos no siguieron su ejemplo. Cada vez que el Señor hacía surgir un caudillo, también lo ayudaba, y durante la vida del caudillo libraba a los israelitas del poder de sus enemigos, pues sentía compasión de ellos al oirlos gemir por causa de la opresión que sufrían. Pero cuando el caudillo moría, ellos volvían a corromperse y se hacían peores que sus padres, sirviendo y adorando a otros dioses. No abandonaban sus malas prácticas ni su terca conducta. Por eso el Señor se enfureció contra Israel, y dijo: “Esta gente rompe el pacto que yo hice con sus antepasados, y no quiere obedecerme. Por lo tanto, no volveré a desalojar ante ellos a ninguno de los pueblos que Josué no desalojó antes de morir.” Con esto el Señor quería ver si los israelitas seguirían o no el camino del Señor, como antes lo habían seguido sus antepasados. Por eso el Señor no desalojó en seguida a las naciones que no había entregado en manos de Josué, sino que les permitió quedarse.
JUECES 2:16-23 Reina Valera 2020 (RV2020)
El Señor levantó jueces que los libraran de manos de quienes los despojaban; pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los que adoraron. Se apartaron pronto del camino en que habían andado sus padres, quienes obedecían los mandamientos del Señor; ellos no hicieron así. Cuando el Señor les levantaba jueces, el Señor estaba con el juez, y los libraba de manos de los enemigos mientras vivía aquel juez; porque el Señor era movido a misericordia al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían. Pero acontecía que, al morir el juez, ellos volvían a corromperse, más aún que sus padres, y seguían a dioses ajenos para servirles e inclinarse delante de ellos. No se apartaban de sus obras ni de su obstinado camino. Se encendió, pues, la ira del Señor contra Israel, y dijo: —Por cuanto este pueblo traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz, tampoco yo volveré más a echar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió. Así quería probar a Israel, si procurarían o no seguir el camino del Señor y andar en él, como lo habían seguido sus padres. Por esto dejó el Señor a aquellas naciones, y no las desarraigó de una vez, ni las entregó en manos de Josué.
JUECES 2:16-23 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces el SEÑOR hizo surgir caudillos que los libraron del poder de esos invasores. Pero tampoco escucharon a esos caudillos, sino que se prostituyeron al entregarse a otros dioses y adorarlos. Muy pronto se apartaron del camino que habían seguido sus antepasados, el camino de la obediencia a los mandamientos del SEÑOR. Cada vez que el SEÑOR levantaba entre ellos un caudillo, estaba con él. Mientras ese caudillo vivía, los libraba del poder de sus enemigos, porque el SEÑOR se compadecía de ellos al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían. Pero, cuando el caudillo moría, ellos volvían a corromperse aún más que sus antepasados, pues se iban tras otros dioses, a los que servían y adoraban. De este modo se negaban a abandonar sus malvadas costumbres y su obstinada conducta. Por eso el SEÑOR se enfureció contra Israel y dijo: «Puesto que esta nación ha violado el pacto que yo establecí con sus antepasados y no me ha obedecido, tampoco yo echaré de su presencia a ninguna de las naciones que Josué dejó al morir. Las usaré para poner a prueba a Israel y ver si guarda mi camino y anda por él, como hicieron sus antepasados». Por eso el SEÑOR dejó en paz a esas naciones; no las echó en seguida ni las entregó en manos de Josué.