ISAÍAS 37:1-7
ISAÍAS 37:1-7 Reina Valera 2020 (RV2020)
Cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos y, cubierto de ropas ásperas, vino a la casa del Señor. Y envió a Eliaquim, el mayordomo; a Sebna, el escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de ropas ásperas, a ver al profeta Isaías hijo de Amoz. Ellos le dijeron: —Esto ha dicho Ezequías: «Día de angustia, de castigo y de deshonra es este día, porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, pero la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá ha escuchado el Señor, tu Dios, las palabras del copero mayor, al cual el rey de Asiria, su señor, ha enviado para blasfemar contra el Dios vivo; ojalá que el Señor, tu Dios, lo castigue por las palabras que ha escuchado. Eleva, pues, una oración tú por el resto que aún ha quedado». Los siervos de Ezequías fueron a hablar con Isaías. Y les dijo Isaías: —Decid a vuestro señor que así ha dicho el Señor: «Que no te asusten las palabras insultantes que has oído proferir a los siervos del rey de Asiria contra mí. Yo pondré en él un espíritu, oirá un rumor y se volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada».
ISAÍAS 37:1-7 La Palabra (versión española) (BLP)
Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus ropas, se vistió de sayal y fue al Templo del Señor. Al mismo tiempo envió al mayordomo de palacio, Eliaquín, al secretario Sobná y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, y a comunicarle lo siguiente: —Esto dice Ezequías: «Vivimos hoy momentos de angustia, de castigo y de ignominia, como si el hijo fuera a nacer y la madre no tuviera fuerzas para alumbrarlo. Ojalá el Señor, tu Dios, haya escuchado las palabras del copero mayor, enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios vivo, y lo castigue por esas palabras que el Señor, tu Dios, ha oído. Por tu parte, intercede por el resto que aún subsiste». Los servidores del rey Ezequías fueron a ver al profeta Isaías, que les dijo: —Esto responderéis a vuestro señor: «Así dice el Señor: Que no te asusten las palabras insultantes que has oído proferir a los oficiales del rey de Asiria contra mí. Yo mismo le voy a infundir un espíritu tal que, al oír cierta noticia, tendrá que regresar a su país, donde lo haré morir a espada».
ISAÍAS 37:1-7 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Cuando el rey Ezequías oyó esto, se rasgó sus vestiduras, se puso ropas ásperas en señal de dolor y se fue al templo del Señor. Y envió a Eliaquim, mayordomo de palacio, al cronista Sebná y a los sacerdotes más ancianos, con ropas ásperas en señal de dolor, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, y a decirle de parte del rey: “Hoy estamos en una situación de angustia, castigo y humillación; como una mujer que, a punto de dar a luz, se quedara sin fuerzas. Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá le castigue por las cosas que el Señor mismo, tu Dios, habrá oído. Ofrece, pues, una oración por los que aún quedan.” Los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, e Isaías les encargó que respondieran a su amo: “El Señor dice: ‘No tengas miedo de esas palabras ofensivas que dijeron contra mí los criados del rey de Asiria. Mira, yo voy a hacer que llegue a él un rumor que le obligue a volver a su país, y allí le haré morir asesinado.’ ”
ISAÍAS 37:1-7 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Cuando el rey Ezequías escuchó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y fue al templo del SEÑOR. Además, envió a Eliaquín, administrador del palacio, al cronista Sebna y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, para hablar con el profeta Isaías hijo de Amoz. Y le dijeron: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para darlos a luz. Tal vez el SEÑOR tu Dios oiga las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el SEÑOR tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”». Cuando los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, este les dijo: «Decid a vuestro señor que así dice el SEÑOR: “No temas por las blasfemias que has oído, y que han pronunciado contra mí los siervos del rey de Asiria. ¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, de manera que cuando oiga cierto rumor regrese a su propio país. ¡Allí haré que lo maten a filo de espada!”»