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GÉNESIS 34:13-31

GÉNESIS 34:13-31 Reina Valera 2020 (RV2020)

Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hamor, su padre, con palabras engañosas, por cuanto había deshonrado a Dina, hermana de ellos: —No podemos hacer esto de dar nuestra hermana a nadie incircunciso, porque entre nosotros es abominación. Pero con esta condición os complaceremos: que os hagáis como nosotros, y se circuncide entre vosotros todo hombre. Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos nosotros las vuestras; habitaremos con vosotros y seremos un pueblo. Pero si no nos hacéis caso en lo de circuncidaros, tomaremos a nuestra hija y nos iremos de aquí. Parecieron bien sus palabras a Hamor y a Siquem hijo de Hamor. Y no tardó el joven en hacer aquello, porque la hija de Jacob le había agradado. Él mismo era el más distinguido en toda la casa de su padre. Entonces Hamor y su hijo Siquem fueron a la puerta de su ciudad y hablaron a los hombres del lugar en estos términos: —Estos hombres son pacíficos con nosotros; que habiten, pues, en el país y comercien en él, porque la tierra es bastante ancha para ellos; nosotros tomaremos sus hijas por mujeres y les daremos las nuestras. Pero solo con esta condición consentirán estos hombres en habitar con nosotros para que seamos un pueblo: que se circuncide todo hombre entre nosotros, como ellos son circuncidados. Su ganado, sus bienes y todas sus bestias serán nuestros; solamente convengamos con ellos, y habitarán con nosotros. Obedecieron a Hamor y a su hijo Siquem todos los que salían por la puerta de la ciudad, y circuncidaron a todo hombre que salía por la puerta de su ciudad. Pero sucedió que al tercer día, cuando ellos sentían el mayor dolor, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, fueron contra la ciudad, que estaba desprevenida, y mataron a todos sus habitantes. A filo de espada mataron a Hamor y a su hijo Siquem, y tomaron a Dina de casa de Siquem y se fueron. Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían deshonrado a su hermana. Tomaron sus ovejas, vacas y asnos, lo que había en la ciudad y en el campo, y todos sus bienes; llevaron cautivos a todos sus niños y sus mujeres, y robaron todo lo que había en las casas. Entonces dijo Jacob a Simeón y a Leví: —Me habéis puesto en un grave aprieto haciéndome enemigo de los cananeos y los ferezeos, los habitantes de esta tierra. Como tengo pocos hombres, se juntarán contra mí, me atacarán, y me destruirán a mí y a mi casa. Pero ellos respondieron: —¿Acaso tenía él que tratar a nuestra hermana como a una prostituta?

GÉNESIS 34:13-31 La Palabra (versión española) (BLP)

Los hijos de Jacob, ultrajados por lo que Siquén había hecho a su hermana Dina, respondieron con engaño a Jamor y a su hijo, diciéndoles: —No podemos hacer lo que nos pedís, dando nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado; eso sería una afrenta para nosotros. Solo podemos aceptar con una condición: que vosotros seáis como nosotros, es decir, que todos vuestros varones se circunciden. Así sí podremos daros a nuestras hijas y nosotros tomar a las vuestras, viviendo entre vosotros y formando un solo pueblo. Pero si no aceptáis nuestra condición de circuncidaros, nos marcharemos con nuestra hermana de aquí. Jamor y Siquén estuvieron de acuerdo con esta propuesta y el muchacho no tardó en tratar de ejecutar lo que habían acordado, porque estaba enamorado de la hija de Jacob. Como Siquén era la persona más respetada en su familia, él y su padre Jamor fueron a la puerta de la ciudad y hablaron así a sus conciudadanos: —Estos hombres son gente de paz. Dejemos que se establezcan en nuestro país y que puedan comerciar aquí, pues hay suficiente espacio para ellos. Nosotros tomaremos por esposas a sus hijas y a ellos les daremos las nuestras. Pero, para que ellos vivan entre nosotros y formemos un solo pueblo, ponen una sola condición: que se circunciden todos nuestros varones tal como ellos acostumbran. Solo tenemos que decir que sí y ellos se quedarán a vivir con nosotros; entonces sus ganados, sus posesiones y todos sus animales serán nuestros. Todos los que estaban presentes en la puerta de la ciudad aceptaron la propuesta de Jamor y de su hijo Siquén; así que todos los varones fueron circuncidados. Pero tres días después, cuando los circuncidados estaban más doloridos, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, empuñaron cada uno su espada, entraron en la indefensa ciudad y mataron a todos los varones. Mataron también a filo de espada a Jamor y a su hijo Siquén; luego sacaron a Dina de casa de Siquén y se marcharon. Los otros hijos de Jacob también fueron y, pasando sobre los cadáveres, saquearon la ciudad en venganza por el ultraje cometido contra su hermana. Se apoderaron de sus ovejas, vacas y asnos, de todo cuanto había en la ciudad y en el campo; se llevaron todas las riquezas, incluidos sus niños y mujeres, y saquearon todo lo que encontraron en las casas. Entonces Jacob les dijo a Simeón y Leví: —Me habéis ocasionado la ruina haciéndome enemigo de los habitantes de esta tierra, los cananeos y los fereceos. Yo cuento con muy pocos hombres y si ellos se alían contra mí y me atacan; acabarán conmigo y con toda mi familia. Pero ellos replicaron: —¿Íbamos a permitir que tratasen a nuestra hermana como a una ramera?

GÉNESIS 34:13-31 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Sin embargo, como Siquem había deshonrado a Dina, los hijos de Jacob les contestaron a él y a su padre Hamor con engaños. Les dijeron: –No podemos dar nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado, porque eso sería una vergüenza para nosotros. Solo podemos aceptar con esta condición: que vosotros seáis como nosotros; es decir, que se circunciden todos los varones entre vosotros. Entonces sí, vosotros os casaréis con nuestras hijas y nosotros nos casaremos con las vuestras; viviremos entre vosotros y seremos un solo pueblo. Pero si no aceptáis nuestra condición de circuncidaros, nos iremos de aquí y nos llevaremos a nuestra hermana. Hamor y su hijo Siquem estuvieron de acuerdo con lo que ellos propusieron. Sin perder más tiempo, el joven se circuncidó, porque la hija de Jacob le había gustado. Como Siquem era el más respetado en la familia de su padre, fueron él y su padre Hamor a la entrada de la ciudad, donde se trataban los negocios, y allí dijeron a los habitantes: –Estos hombres son nuestros amigos. Van a vivir y hacer negocios en este lugar, pues hay suficiente terreno para ellos; nosotros podremos casarnos con sus hijas y ellos podrán casarse con las nuestras. Pero, para que seamos un solo pueblo, ellos aceptan vivir con nosotros solamente con esta condición: que todos nuestros varones se circunciden, tal como ellos acostumbran. Todas sus pertenencias y todos sus animales serán nuestros. Solo tenemos que decir sí, y ellos se quedarán a vivir con nosotros. Todos los hombres de la ciudad que estaban en edad militar estuvieron de acuerdo con Hamor y con su hijo Siquem, y fueron circuncidados. Pero Simeón y Leví, hijos de Jacob y hermanos de Dina, fueron a la ciudad al tercer día, cuando los hombres todavía tenían los dolores de la circuncisión, y espada en mano los mataron a todos, pues no encontraron resistencia. A filo de espada mataron a Hamor y a su hijo Siquem; luego sacaron a Dina de la casa de Siquem, y se fueron. Llegaron también los otros hijos de Jacob, y pasando sobre los muertos saquearon el pueblo para vengar la deshonra de su hermana. Se llevaron ovejas, vacas, asnos y todo lo que había en la ciudad y en el campo; robaron todo lo que había en las casas, y se llevaron prisioneros a todos los niños y mujeres. Entonces Jacob dijo a Simeón y Leví: –Me habéis puesto en un aprieto. Ahora los habitantes de este lugar, los cananeos y ferezeos, me van a odiar. Se juntarán contra mí y me atacarán, y como tengo muy pocos hombres, nos matarán a mí y a mi familia. Pero ellos contestaron: –¿Acaso tenía él que tratar a nuestra hermana como a una prostituta?

GÉNESIS 34:13-31 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Sin embargo, por el hecho de que su hermana Dina había sido deshonrada, los hijos de Jacob les respondieron con engaños a Siquén y a su padre Jamor. ―Nosotros no podemos hacer algo así —les explicaron—. Sería una vergüenza para todos nosotros entregarle nuestra hermana a un hombre que no está circuncidado. Solo aceptaremos con esta condición: que todos los varones entre vosotros se circunciden para que seáis como nosotros. Entonces sí intercambiaremos nuestras hijas con las vuestras en casamiento, y viviremos entre vosotros y formaremos un solo pueblo. Pero, si no aceptáis nuestra condición de circuncidaros, nos llevaremos a nuestra hermana y nos iremos de aquí. Jamor y Siquén estuvieron de acuerdo con la propuesta; y tan enamorado estaba Siquén de la hija de Jacob que no demoró en circuncidarse. Como Siquén era el hombre más respetado en la familia, su padre Jamor lo acompañó hasta la entrada de la ciudad, y allí hablaron con todos sus conciudadanos. Les dijeron: ―Estos hombres se han portado como amigos. Dejad que se establezcan en nuestro país y que lleven a cabo sus negocios aquí, ya que hay suficiente espacio para ellos. Además, nosotros nos podremos casar con sus hijas, y ellos con las nuestras. Pero ellos aceptan quedarse entre nosotros y formar un solo pueblo, con una sola condición: que todos nuestros varones se circunciden, como hacen ellos. Aceptemos su condición, para que se queden a vivir entre nosotros. De esta manera su ganado, sus propiedades y todos sus animales serán nuestros. Todos los que se reunían a la entrada de la ciudad estuvieron de acuerdo con Jamor y con su hijo Siquén, y fue así como todos los varones fueron circuncidados. Al tercer día, cuando los varones todavía estaban muy doloridos, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, empuñaron cada uno su espada y fueron a la ciudad, donde los varones se encontraban desprevenidos, y los mataron a todos. También mataron a filo de espada a Jamor y a su hijo Siquén, sacaron a Dina de la casa de Siquén y se retiraron. Luego los otros hijos de Jacob llegaron y, pasando sobre los cadáveres, saquearon la ciudad en venganza por la deshonra que había sufrido su hermana. Se apropiaron de sus ovejas, ganado y asnos, y de todo lo que había en la ciudad y en el campo. Se llevaron todos sus bienes, y sus hijos y mujeres, y saquearon todo lo que encontraron en las casas. Entonces Jacob les dijo a Simeón y Leví: ―Me habéis provocado un problema muy serio. De ahora en adelante los cananeos y ferezeos, habitantes de este lugar, me van a odiar. Si ellos se unen contra mí y me atacan, me matarán a mí y a toda mi familia, pues cuento con muy pocos hombres. Pero ellos replicaron: ―¿Acaso podíamos dejar que él tratara a nuestra hermana como a una prostituta?