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HECHOS 1:14-24

HECHOS 1:14-24 Reina Valera 2020 (RV2020)

Y todos ellos, junto a las mujeres, a María, la madre de Jesús, y a los hermanos de este, eran constantes y unánimes en oración y ruego. Uno de esos días Pedro se puso de pie en medio de los hermanos, que estaban reunidos y que formaban un grupo de unas ciento veinte personas, y les dijo: —Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, donde por boca de David se dice que el Espíritu Santo habló acerca de Judas, el que guió a los que prendieron a Jesús. Nosotros lo considerábamos como uno de los nuestros, porque había tomado parte en nuestra tarea. Judas, con el dinero de su delito, había adquirido un campo donde se tiró de cabeza y se reventó. Todas sus entrañas quedaron derramadas. Este suceso se divulgó entre todos los habitantes de Jerusalén y a aquel lugar se le llamó en su propia lengua Acéldama, que significa «Campo de sangre». En el libro de los Salmos está escrito esto: Quede desierta su morada y no haya quien habite en ella, y también: Tome otro su oficio. Es necesario, pues, que se una a nosotros como testigo de la resurrección uno de estos hombres que nos ha acompañado durante todo el tiempo en que el Señor Jesús permaneció entre nosotros, desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue recibido arriba. Propusieron a dos: a José, llamado Barsabás y por sobrenombre Justo, y a Matías. Y orando dijeron: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido

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HECHOS 1:14-24 La Palabra (versión española) (BLP)

Todos estos, junto con las mujeres, con María la madre de Jesús y con los hermanos de este, oraban constantemente en íntima armonía. Uno de aquellos días, Pedro, puesto en pie en medio de los hermanos, que formaban un grupo de unas ciento veinte personas, habló como sigue: —Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo anunció de antemano en la Escritura por medio de David, referente a Judas, el guía de los que detuvieron a Jesús. Era uno de los nuestros y había tomado parte en nuestra tarea. Pero después, con el producto de su delito, compró un campo, se tiró de cabeza desde lo alto y reventó por medio, desparramándose todas sus entrañas. Este suceso se divulgó entre todos los habitantes de Jerusalén, por lo cual llamaron a aquel lugar, en su propio idioma, Hacéldama, es decir, «campo de sangre». Todo esto está escrito en el libro de los Salmos: Que su mansión se vuelva un desierto y no haya quien habite en ella. Y también: Que otro ocupe su cargo. Se impone, por tanto, que alguno de los hombres que nos acompañaron durante todo el tiempo en que Jesús, el Señor, se encontraba entre nosotros, desde los días en que Juan bautizaba hasta que fue arrebatado de nuestro lado, se agregue a nuestro grupo para ser con nosotros testigo de su resurrección. Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, y apodado «el Justo», y a Matías. Luego hicieron esta oración: «Señor, tú que conoces a todos en lo íntimo de su ser, manifiesta a cuál de estos dos has escogido

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HECHOS 1:14-24 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)

Todos ellos, junto con algunas mujeres, y con María la madre de Jesús y los hermanos de él, se reunían siempre para orar. Uno de aquellos días, tomando Pedro la palabra, dijo a los creyentes que se habían reunido, que eran unas ciento veinte personas: –Hermanos, tenía que cumplirse lo que el Espíritu Santo, por medio de David, había dicho en la Escritura acerca de Judas, el que sirvió de guía a los que apresaron a Jesús. Judas era uno de los nuestros y tenía parte en nuestro trabajo. Pero fue y compró un terreno con el dinero que le pagaron por su maldad; cayó luego de cabeza, y reventó y se le salieron las entrañas. Cuando los que vivían en Jerusalén lo supieron, llamaron a aquel terreno Hacéldama, que en su lengua quiere decir ‘Campo de Sangre’. Porque en el libro de los Salmos dice: ‘Que su casa se vuelva un desierto y que nadie viva en ella.’ Y dice también: ‘Que otro ocupe su cargo.’ “Tenemos aquí hombres que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo entre nosotros, desde que fue bautizado por Juan hasta que subió al cielo. Es necesario, pues, que uno de ellos sea agregado a nosotros, para que junto con nosotros dé testimonio de la resurrección de Jesús.” Entonces propusieron a dos: a José, conocido como Barsabás y también llamado Justo, y a Matías. Y oraron así: “Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has escogido

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HECHOS 1:14-24 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María. Por aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los creyentes, que eran un grupo como de ciento veinte personas, y les dijo: «Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura que, por boca de David, había predicho el Espíritu Santo en cuanto a Judas, el que sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús. Judas se contaba entre los nuestros y participaba en nuestro ministerio. (Con el dinero que obtuvo por su crimen, Judas compró un terreno; allí cayó de cabeza, se reventó y se le salieron las vísceras. Todos en Jerusalén se enteraron de ello, así que aquel terreno fue llamado Acéldama, que en su propio idioma quiere decir “Campo de Sangre”). »Porque en el libro de los Salmos —continuó Pedro— está escrito: »“Que su lugar quede desierto, y que nadie lo habite”. También está escrito: »“Que otro se haga cargo de su oficio”. Por tanto, es preciso que se una a nosotros un testigo de la resurrección, uno de los que nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue llevado de entre nosotros». Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, apodado el Justo, y a Matías. Y oraron así: «Señor, tú que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido

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