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NÚMEROS 13:17-33

NÚMEROS 13:17-33 DHHE

Moisés, pues, los envió a explorar la tierra de Canaán, y les dijo: –Id por el Négueb y subid a la región montañosa. Fijaos en cómo es el país, y en si los que allí viven son fuertes o débiles, y si son pocos o muchos. Ved si sus ciudades están hechas de tiendas de campaña o si son fortificadas, y si la tierra en que viven es buena o mala, fértil o estéril, y si tiene árboles o no. No tengáis miedo; traed algunos frutos de la región. Esto sucedió en la época en que se recogen las primeras uvas. Los hombres fueron y exploraron el país desde el desierto de Sin, en el sur, hasta Rehob, en el norte, junto a la entrada de Hamat. Entraron por el Négueb y llegaron hasta Hebrón. Allí vivían Ahimán, Sesai y Talmai, descendientes de Anac. Hebrón fue construida siete años antes que Soan en Egipto. Llegaron hasta el arroyo de Escol, cortaron allí un sarmiento que tenía un racimo de uvas, y entre dos se lo llevaron colgado de un palo. También recogieron granadas e higos. A aquel arroyo le pusieron por nombre Escol, por el racimo que cortaron allí los israelitas. Después de explorar la tierra durante cuarenta días, regresaron a Cadés, en el desierto de Parán. Allí estaban Moisés, Aarón y todos los israelitas. Y les contaron lo que habían averiguado, y les mostraron los frutos del país. Dijeron a Moisés: –Fuimos a la tierra a la que nos enviaste. Realmente es una tierra donde la leche y la miel corren como el agua, y estos son los frutos que produce. Pero la gente que vive allí es fuerte, y las ciudades son muy grandes y fortificadas. Además, allí vimos descendientes del gigante Anac. En la región del Négueb viven los amalecitas; en la región montañosa viven los hititas, los jebuseos y los amorreos, y al lado del mar y junto al río Jordán viven los cananeos. Entonces Caleb hizo callar al pueblo que estaba ante Moisés, y dijo: –¡Pues vamos a conquistar esa tierra! ¡Nosotros podemos conquistarla! Pero los que habían ido con él respondieron: –¡No, no podemos atacar a esa gente! Ellos son más fuertes que nosotros. Y se pusieron a decir a los israelitas que el país que habían ido a explorar era muy malo. Decían: –La tierra que fuimos a explorar mata a la gente que vive en ella, y todos los hombres que vimos allá eran enormes. Vimos también a los gigantes, a los descendientes de Anac. A su lado nos sentíamos como langostas, y así nos miraban ellos también.