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NEHEMÍAS 2:1-6

NEHEMÍAS 2:1-6 DHHE

Un día del mes de Nisán, en el año veinte de su reinado, mientras le servía vino, el rey me vio tan triste que me preguntó: –Te veo muy triste. ¿Qué te pasa? No pareces estar enfermo, así que has de tener algún problema. En aquel momento sentí un gran temor, y le dije al rey: –¡Viva siempre Su Majestad! ¿Cómo no he de verme triste, si la ciudad donde están las tumbas de mis padres se halla en ruinas y sus puertas han sido quemadas? –¿Qué puedo hacer por ti? –preguntó el rey. Entonces, encomendándome al Dios del cielo, respondí al rey: –Si a Su Majestad le parece bien, y si he alcanzado su favor, pido a Su Majestad que me envíe a Judá, a la ciudad donde están enterrados mis padres, para que yo la reconstruya. El rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, me contestó: –¿Cuánto tiempo durará tu viaje? ¿Cuándo volverás? Yo le indiqué la fecha, y él aceptó dejarme ir.