JOB 6:1-16
JOB 6:1-16 DHHE
Si todas mis penas y desgracias pudieran pesarse en una balanza, pesarían más que la arena del mar. Por eso he hablado con pasión. El Todopoderoso ha clavado en mí sus flechas y el veneno de ellas me corre por el cuerpo. Dios me ha llenado de terror con sus ataques. ¿Acaso rebuzna el asno, si tiene hierba? ¿O brama el toro, si tiene pasto? ¿Quién come sin sal una cosa desabrida? ¿Qué gusto tiene una cosa sin sabor? Pues lo que jamás quise comer es ahora mi alimento. ¡Ojalá Dios me conceda lo que le pido; ojalá me cumpla lo que deseo! ¡Ojalá Dios se decida por fin a aplastarme y acabar con mi vida! A pesar de la violencia del dolor, eso sería un gran consuelo para mí, pues siempre he respetado las leyes del Dios santo. Ya no me quedan fuerzas para resistir ni razón alguna para seguir viviendo. No tengo la dureza de la roca ni la consistencia del bronce. No puedo valerme por mí mismo ni cuento con ningún apoyo. Al amigo que sufre se le ama, aun cuando no haya sido fiel al Todopoderoso. Pero vosotros, mis amigos, me habéis fallado como arroyos que se quedan secos. El agua baja turbia, revuelta con el hielo y la nieve