JEREMÍAS 23:9-40
JEREMÍAS 23:9-40 DHHE
Mensaje acerca de los profetas: Estoy profundamente perturbado, todo el cuerpo me tiembla, parezco un borracho, un hombre dominado por el vino, por causa del Señor y de sus palabras santas. El país está lleno de adúlteros, de gente que corre a hacer el mal, que usa su poder para cometer injusticias. Por eso el Señor maldijo la tierra, y la tierra se secó y los pastos del desierto se quemaron. El Señor afirma: “Hasta los profetas y los sacerdotes son impíos; en mi propio templo los he encontrado haciendo el mal. Por eso su camino será oscuro y resbaladizo: yo haré que los empujen y caigan. Cuando ajuste cuentas con ellos, traeré sobre ellos la desgracia. Yo, el Señor, lo afirmo. “Yo he visto a los profetas de Samaria hacer cosas que me ofenden: han profetizado en nombre de Baal y han hecho que mi pueblo Israel se extravíe. Yo he visto a los profetas de Jerusalén hacer cosas horribles: cometen adulterios y fraudes, animan de tal modo a los malvados que nadie se aparta de su maldad. Ellos y los habitantes de la ciudad son para mí como Sodoma y Gomorra. Por eso yo, el Señor todopoderoso, digo esto contra los profetas: Voy a darles a comer algo muy amargo; voy a darles a beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén se ha extendido la maldad a todo el país.” El Señor todopoderoso dice: “Israelitas, no hagáis caso a lo que os dicen los profetas. Lo que dicen no son más que mentiras, cosas que ellos mismos inventan, que yo no les he comunicado. A los que desprecian mi palabra les dicen: ‘Todo os saldrá bien.’ Y a los que siguen tercamente las inclinaciones de su corazón, les dicen: ‘No os vendrá ningún mal.’ ” Pero ¿quién asistió al concilio secreto del Señor?, ¿quién ha visto o escuchado su palabra?, ¿quién le ha prestado atención? La ira del Señor es como una tormenta, como un viento huracanado que se agita sobre los malvados. La ira del Señor no cesará hasta que él haya realizado sus propósitos. Vendrá el tiempo en que vosotros pensaréis y entenderéis estas cosas. “Yo no envié a esos profetas, y ni siquiera les hablé, pero ellos salieron corriendo a hablar en mi nombre. Si hubieran conocido mis secretos, habrían anunciado mi palabra a mi pueblo; le habrían hecho apartarse de su mal camino y dejar sus malas acciones.” El Señor afirma: “Lejos o cerca, yo soy Dios. ¿Quién podrá esconderse de mi vista? Con mi presencia lleno el cielo y la tierra. Yo, el Señor, lo afirmo. “He oído las mentiras de esos profetas que pretenden hablar en mi nombre y comunicarse en sueños conmigo. ¿Hasta cuándo esos profetas van a seguir anunciando cosas falsas, inventos de su propia fantasía? Con los sueños que se cuentan unos a otros pretenden hacer que mi pueblo se olvide de mí, como también sus antepasados me olvidaron y se fueron tras Baal. ¡Si un profeta tiene un sueño, que diga que es un sueño; pero si recibe mi palabra, que la anuncie fielmente! No se puede comparar la paja con el trigo. Mi palabra es como el fuego, como un martillo que hace pedazos la roca. Yo, el Señor, lo afirmo. “Por eso me declaro contra esos profetas que se roban unos a otros mis palabras. Yo, el Señor, lo afirmo. Me declaro contra esos profetas que hacen pasar por mensaje mío cosas que ellos inventan. Me declaro contra esos profetas que cuentan falsos sueños y extravían a mi pueblo con mentiras y habladurías. Yo no los he enviado ni les he dado orden alguna, y ellos son incapaces de ayudar a este pueblo. Yo, el Señor, lo afirmo. “Jeremías, si alguna persona del pueblo o un profeta o un sacerdote te pregunta: ‘¿Cuál es la carga del Señor?’, diles: ‘El Señor afirma que su carga sois vosotros, y que la va a dejar caer.’ Y si un profeta o un sacerdote o alguien del pueblo emplea la frase ‘encargo del Señor’, yo lo castigaré, a él y a su familia. Cuando alguien le pregunte a un amigo o familiar suyo, podrá decir: ‘¿Qué respuesta ha dado el Señor? ¿Qué ha dicho?’ Pero no volváis a emplear la frase ‘encargo del Señor’, porque si alguien la emplea, haré que sus palabras se le vuelvan una carga. Vosotros habéis pervertido el sentido de las palabras del Dios viviente, de vuestro Dios, el Señor todopoderoso. “Jeremías, pregunta a los profetas: ‘¿Qué respuesta ha dado el Señor? ¿Qué ha dicho?’ Y si dicen ‘encargo del Señor’, respóndeles: ‘El Señor dice: Puesto que seguís empleando la frase que os prohibí emplear, yo os levantaré como una carga, a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros antepasados, y os dejaré caer lejos de mí. Y para siempre traeré sobre vosotros humillación y vergüenza tales que no podréis olvidarlas.’ ”