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ISAÍAS 64:1-11

ISAÍAS 64:1-11 DHHE

Ojalá rasgaras el cielo y bajaras haciendo temblar con tu presencia las montañas, como cuando el fuego quema las zarzas o hace hervir el agua. Entonces tus enemigos conocerían tu nombre y las naciones temblarían ante ti. Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos, cuando bajaste, las montañas temblaron ante ti. Jamás se ha escuchado ni se ha visto que haya otro dios fuera de ti que haga tales cosas en favor de los que en él confían. Tú aceptas a quien hace el bien con alegría y se acuerda de hacer lo que tú quieres. Pero estás enojado porque hemos pecado; porque desde hace mucho te hemos ofendido. Todos nosotros somos como un hombre impuro y todas nuestras buenas obras como un trapo sucio; todos hemos caído como hojas marchitas y nuestros crímenes nos arrastran como el viento. No hay nadie que te invoque ni se esfuerce por apoyarse en ti; por eso te ocultaste de nosotros, nos has abandonado a causa de nuestra maldad. Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero; ¡todos fuimos hechos por ti! Señor, no te enojes demasiado ni te acuerdes siempre de nuestros crímenes. ¡Mira que somos tu pueblo! Tus santas ciudades están convertidas en desierto; Jerusalén está en ruinas, destruida. Nuestro santuario glorioso, donde nuestros padres te alababan, quedó destruido por el fuego. ¡Todo lo que más queríamos está en ruinas!