ISAÍAS 33:10-24
ISAÍAS 33:10-24 DHHE
El Señor dice: “Ahora voy a actuar; ahora voy a mostrar toda mi grandeza y majestad. Vuestros planes y vuestras obras son paja y basura; mi soplo os devorará como un incendio. Los pueblos serán reducidos a cenizas; como espinos cortados arderán en el fuego. Los que estáis lejos, escuchad lo que he hecho, y los que estáis cerca reconoced mi poder.” En Sión tiemblan los pecadores, y los impíos se llenan de terror y dicen: “¿Quién de nosotros podrá vivir en un fuego destructor, en una hoguera eterna?” El que procede rectamente y dice la verdad, el que no se enriquece abusando de la fuerza ni se deja comprar con regalos, el que no hace caso a sugerencias criminales y cierra los ojos para no fijarse en el mal, ese vivirá seguro, tendrá su refugio en una fortaleza de rocas, siempre tendrá pan y el agua no le faltará. De nuevo verás al rey en su esplendor; las fronteras del país llegarán hasta muy lejos. Al recordar el miedo en que vivías, dirás: “¿Dónde está el que contaba los impuestos? ¿Dónde está el que comprobaba el peso? ¿Dónde está el que contaba las torres?” Ya no vivirás entre un pueblo insolente, de lengua difícil de entender, de idioma enredado, que nadie comprende. Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas; dirige tus ojos a Jerusalén, ciudad segura; será como un campamento firme, cuyas estacas no se arrancarán ni se romperán sus cuerdas. Ahí se muestra glorioso el Señor con nosotros. Es un lugar de ríos, de corrientes muy anchas, pero no lo invadirán los enemigos con sus barcos de remo y sus naves poderosas. Las cuerdas de esas naves no pueden sostener el mástil; la vela no se puede desplegar. Arrebataremos tantas riquezas a los enemigos, que hasta el ciego recibirá su parte y los lisiados se dedicarán al saqueo. Porque el Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey, y él nos salvará. Ningún habitante dirá: “Estoy enfermo.” Dios perdonará sus pecados a los habitantes de Sión.