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ISAÍAS 28:1-19

ISAÍAS 28:1-19 DHHE

¡Ay de Samaria, orgullo y corona de Efraín, ese pueblo borracho; adorno glorioso de flores marchitas, que se alza por encima del fértil valle; ciudad de gente dominada por el vino! El Señor tiene reservado un hombre fuerte, poderoso como tormenta de granizo, como tempestad destructora, como lluvia torrencial, como terrible inundación. Con la mano echará por tierra, y con los pies aplastará a la que es orgullo y corona de ese pueblo borracho de Efraín. Y el adorno glorioso de flores marchitas que se alza por encima del fértil valle, será como los primeros higos de la temporada, que en cuanto alguien los ve y los tiene a mano, se los come. Aquel día, el Señor todopoderoso será una corona gloriosa, un adorno magnífico para los que queden de su pueblo, e inspirará justicia a los jueces en el tribunal y valor a los soldados que defiendan la ciudad. También hay otros que se tambalean por el vino y dan traspiés por el licor: sacerdotes y profetas se tambalean por el licor, se atontan con el vino; dan traspiés por el licor, se tambalean al tener visiones y están borrachos al dictar sentencia. Todas las mesas están llenas de vómito asqueroso, y no hay un solo lugar limpio. Hablan de mí y dicen: “¡Venir a darnos lecciones a nosotros, a enseñarnos lo que Dios ha revelado! ¡Como si fuéramos niños pequeños que apenas estuvieran aprendiendo a leer: ba be bi bo bu!” Pues bien, si no hacen caso, será en lenguaje enredado, en idioma extraño, como Dios hablará a este pueblo. Ya él les había dicho antes: “Aquí está la calma, aquí está el descanso. Que descanse el fatigado.” Pero no quisieron hacerle caso. Por eso, el Señor les hablará como si fueran niños chiquitos que estuvieran aprendiendo a leer. Y así, al caminar, caerán de espaldas, se herirán, caerán en la trampa, quedarán atrapados. Escuchad, pues, la palabra del Señor, hombres insolentes que gobernáis a este pueblo de Jerusalén. Vosotros decís: “Hemos hecho un pacto con la muerte, un contrato con el reino de los muertos, para que cuando venga la terrible calamidad, no nos alcance; hemos buscado refugio en las mentiras, protección en el engaño.” Por eso, el Señor dice: “Voy a poner en Sión una piedra, una piedra escogida y muy valiosa, que será la piedra principal y servirá de fundamento. El que tenga confianza podrá estar tranquilo. En esa construcción usaré por plomada la justicia y por nivel la rectitud.” El refugio que habíais buscado en las mentiras lo destruirá el granizo, y el agua arrasará vuestro lugar de protección. Vuestro pacto con la muerte será anulado y vuestro contrato con el reino de los muertos quedará sin valor. Vendrá la terrible calamidad, y os aplastará. Cada vez que venga, os arrastrará. Vendrá mañana tras mañana, de día y de noche. Solo oir la noticia os hará temblar.