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HEBREOS 3:5-19

HEBREOS 3:5-19 DHHE

Así pues, Moisés, como siervo, fue fiel en toda la casa de Dios, consistiendo su servicio en dar testimonio de las cosas que Dios había de decir. Pero Cristo, como Hijo, es fiel sobre esta casa de Dios que somos nosotros mismos si mantenemos la seguridad y la alegría en la esperanza que poseemos. Por eso, como dice el Espíritu Santo en la Escritura: “Si hoy escucháis lo que Dios dice, no endurezcáis vuestro corazón como aquellos que se rebelaron y pusieron a Dios a prueba en el desierto. Allí me pusieron a prueba vuestros antepasados, aun cuando habían visto mis obras durante cuarenta años. Por eso me enojé con aquella generación y dije: ‘Andan siempre extraviados en su corazón, y no han querido conocer mis caminos.’ Por eso juré en mi furor que no entrarían en mi reposo.” Hermanos, cuidaos de que ninguno de vosotros tenga un corazón malo que se aparte del Dios viviente para no creer en él. Al contrario, animaos unos a otros cada día mientras dura ese “hoy” de que habla la Escritura, para que ninguno de vosotros sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva rebelde. Porque para tener parte con Cristo hemos de mantenernos firmes hasta el fin en la confianza que teníamos al principio. Por lo cual dice: “Si hoy escucháis lo que Dios dice, no endurezcáis vuestro corazón como aquellos que se rebelaron.” ¿Y quiénes fueron los que se rebelaron después de haber oído la voz de Dios? Todos los que Moisés había sacado de la tierra de Egipto. ¿Y con quiénes estuvo Dios enojado durante cuarenta años? Con los que pecaron, cuyos cadáveres quedaron tendidos en el desierto. ¿Y a quiénes juró Dios que no entrarían en su reposo? A los que desobedecieron, los que, en efecto, vemos que no pudieron entrar porque no creyeron.

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