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ESTER 8:3-8

ESTER 8:3-8 DHHE

Luego Ester habló nuevamente con el rey, y echándose a sus pies y con lágrimas en los ojos le suplicó que revocara la malvada orden de Amán y que no se llevaran a cabo sus planes contra los judíos. El rey tendió hacia Ester su cetro de oro. Ella se levantó, y de pie ante él dijo: –Si a Su Majestad le parece bien y cree que mi petición es justa, y si realmente Su Majestad me quiere y siente cariño por mí, dése una orden revocando las cartas enviadas por Amán con el fin de exterminar a los judíos de todas las provincias del reino. Pues ¿cómo podré soportar la desgracia que está a punto de caer sobre mi pueblo, y el exterminio de mi propia familia? El rey Asuero contestó entonces a la reina Ester y a Mardoqueo, el judío: –Yo he dado ya a Ester la casa de Amán, y a este lo han colgado en la horca por haber atentado contra la vida de los judíos. Ahora os autorizo a escribir, en mi nombre, lo que mejor os parezca a favor de los judíos. ¡Y sellad las cartas con el sello real! (Un escrito firmado en nombre del rey y sellado con su sello, no se puede derogar.)

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