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1 CORINTIOS 14:20-40

1 CORINTIOS 14:20-40 DHHE

Hermanos, no penséis como niños. Sed como niños en cuanto al mal, pero adultos en vuestro modo de pensar. En el libro de la ley está escrito esto que dice el Señor: “Hablaré a esta nación en lenguas extrañas y por boca de extranjeros, pero ni aun así me harán caso.” De modo que el hablar en lenguas es una señal para los incrédulos, no para los creyentes; pero el comunicar mensajes proféticos es una señal para los creyentes, no para los incrédulos. Porque cuando la iglesia se encuentra reunida, si todos están hablando en lenguas y entra un simple oyente, o un incrédulo, pensará que os habéis vuelto locos. En cambio, si todos están comunicando mensajes proféticos y entra un incrédulo, o un simple oyente, se convencerá de su pecado y se examinará a sí mismo al oir lo que todos dicen. Así quedará al descubierto lo más profundo de su corazón, y adorará de rodillas a Dios y reconocerá que Dios está verdaderamente entre vosotros. En resumen, hermanos, cuando os reunáis, unos podéis cantar salmos y otros enseñar, o comunicar lo que Dios os haya revelado, o hablar en lenguas, o interpretarlas. Pero que todo sea para vuestra edificación. Y cuando se trate de hablar en lenguas extrañas, que hablen dos personas, o tres como mucho, y por turno. Además, alguien debe interpretar esas lenguas. Y si no hay nadie en la iglesia capaz de interpretarlas, mejor será no hablar en lenguas, sino que cada uno hable consigo mismo y con Dios. Igualmente, si hay profetas, que hablen dos o tres, y que los demás consideren lo que ellos hayan dicho. Pero si Dios le revela algo a otro de los que allí están sentados, entonces el primero deberá dejar de hablar. De este modo, todos, por turno, podréis comunicar mensajes proféticos, para que todos aprendan y se animen. Ahora bien, el espíritu profético ha de estar sometido al control de los profetas, porque Dios es Dios de paz y no de confusión. Siguiendo la práctica general del pueblo santo, las mujeres deben guardar silencio en las reuniones de la iglesia, porque no les está permitido hablar. Deben estar sometidas a sus esposos, como manda la ley de Dios. Si quieren saber algo, que se lo pregunten a ellos en casa, porque no está bien que una mujer hable en las reuniones de la iglesia. Tened presente que la palabra de Dios no comenzó en vosotros ni sois vosotros los únicos que la habéis recibido. Si alguien se cree profeta o cree estar inspirado por el Espíritu, reconocerá que esto que os escribo es un mandato del Señor. Y si no lo reconoce, que tampoco se le reconozca a él. Así pues, hermanos míos, aspirad a comunicar mensajes proféticos y no prohibáis que se hable en lenguas; pero hacedlo todo decentemente y con orden.