NEHEMÍAS 4
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Burlas de los enemigos
1 # 4.1 Los vs. 4.1-23 corresponden a los vs. 3.33–4.17 del texto hebreo. Cuando Sambalat supo que estábamos reconstruyendo la muralla, se enfureció y, lleno de rabia, comenzó a burlarse de los judíos 2diciendo ante sus compañeros y el ejército de Samaria: “¿Qué se creen estos judíos muertos de hambre? ¿Acaso piensan que otra vez se les va a permitir que ofrezcan sacrificios? ¿O que podrán terminar el trabajo en un día? ¿O que de los montones de escombros van a sacar nuevas las piedras que se quemaron?”
3A su lado estaba Tobías, el amonita,#4.3 Tobías, el amonita: Véase Neh 2.10 n. que añadió: “Para colmo, mirad el muro que están construyendo: ¡hasta una zorra lo echaría abajo si se subiera en él!”
Oración de Nehemías
4Entonces yo oré:#4.4 La oración imprecatoria de Nehemías recuerda las imprecaciones de los Salmos (Sal 74; 79; 123; cf. 2 R 19.14-19; Jer 18.19-23). Véase también la Introducción a los Salmos (3) (h). “Dios nuestro: escucha cómo se burlan de nosotros. Haz que sus ofensas se vuelvan contra ellos, y que caigan en poder del enemigo y sean llevados cautivos a otro país. 5No les perdones su maldad ni borres de tu presencia su pecado, pues han insultado a los que están reconstruyendo la muralla.”
Amenazas de los enemigos
6Continuamos, pues, reconstruyendo la muralla, que estaba ya levantada hasta la mitad. La gente trabajaba con entusiasmo. 7Pero cuando Sambalat, Tobías, los árabes, los de Amón y los de Asdod#4.7 La oposición a Nehemías aumentó rápidamente. A la iniciativa de los samaritanos en el norte (v. 2) se unieron los árabes por el sur y el sudoeste, los de Amón por el este, y los de Asdod por el oeste. supieron que la reparación de la muralla de Jerusalén seguía adelante y que se había comenzado a tapar las brechas, se enfurecieron, 8y todos juntos hicieron un plan para atacar Jerusalén y causar destrozos en ella. 9Entonces oramos a nuestro Dios, y pusimos guardia día y noche para defendernos de ellos.#4.9 Nehemías combina la oración y la acción práctica. La superación del peligro requería, junto con la ayuda de Dios, la sabiduría y el compromiso del pueblo; cf. 1.11; 2.4-5; Mt 26.41. 10Y la gente de Judá decía: “La fuerza del cargador desmaya ante tal cantidad de escombros, y nosotros somos incapaces de reconstruir esta muralla.”
11Nuestros enemigos pensaban que no nos daríamos cuenta ni veríamos nada hasta que se metieran en medio de nosotros para matarnos y detener las obras. 12Pero cuando los judíos que vivían cerca de ellos vinieron a decirnos una y otra vez#4.12 Una y otra vez: lit. diez veces. Los enemigos de Judá utilizaron a algunos miembros de la comunidad judía para desalentar a los trabajadores. que aquella gente iba a atacarnos por todas partes, 13ordené que la gente se pusiera por familias detrás de la muralla, en las partes bajas y en las brechas, con espadas, lanzas y arcos. 14Y viendo que tenían miedo, me puse en pie y dije a los nobles, a los gobernantes y al resto del pueblo: “No les tengáis miedo. Recordad que el Señor es grande y terrible, y luchad por vuestros compatriotas, por vuestros hijos, hijas, mujeres y hogares.”
15Cuando nuestros enemigos supieron que estábamos preparados y que Dios había desbaratado sus planes, todos nosotros volvimos a la muralla, cada cual a su trabajo. 16A partir de aquel momento, la mitad de mis hombres trabajaba en la obra y la otra mitad se mantenía armada con lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes daban todo su apoyo a la gente de Judá 17que estaba reconstruyendo la muralla. Los cargadores seguían llevando cargas, pero con una mano trabajaban y con la otra sujetaban el arma. 18Todos los que trabajaban en la construcción tenían la espada a la cintura, y a mi lado estaba el encargado de tocar la trompeta, 19pues yo había dicho a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo: “Las obras son enormes y extensas, y nosotros estamos repartidos por la muralla, separados unos de otros. 20Por lo tanto, allá donde escuchéis el toque de trompeta, uníos a nosotros, y nuestro Dios luchará a nuestro lado.”
21De este modo, mientras nosotros trabajábamos de sol a sol en la obra, la mitad de la gente se mantenía con la lanza en la mano. 22Además, en aquella ocasión dije a la gente que todos, incluso los ayudantes, debían pasar la noche dentro de Jerusalén, para que nos protegieran durante la noche y trabajaran durante el día. 23Además, ni yo, ni mis parientes y ayudantes, ni los hombres de la guardia que me acompañaban nos quitábamos la ropa, y cada uno tenía la lanza en la mano.#4.23 Cada uno tenía la lanza en la mano: sentido probable; heb. cada uno su lanza el agua.
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