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MIQUEAS 3

3
Mensaje contra los malos gobernantes
1Escuchad ahora, gobernantes y jefes de Israel,
¿acaso no os corresponde a vosotros
saber lo que es la justicia?#3.1 Gobernantes y jefes de Israel: no solo los reyes y sacerdotes, sino también los jueces que debían administrar justicia (2 Cr 19.4-7). Cf. Lv 19.15; Dt 1.16; 16.18-20.
2En cambio, odiáis el bien y amáis el mal;
despellejáis a mi pueblo
y le dejáis los huesos pelados.#3.2 Is 1.17; 5.20; Am 5.15.
3Os coméis vivo a mi pueblo;
le arrancáis la piel y le rompéis los huesos;
lo tratáis como si fuera carne de olla.
4Un día llamaréis al Señor,
pero él no os contestará.
En aquel tiempo se esconderá de vosotros
por las maldades que habéis cometido.#3.4 Is 1.15.
Mensaje contra los falsos profetas
5Mi pueblo sigue caminos equivocados
por culpa de los profetas que lo engañan,
que anuncian paz#3.5 Anuncian paz: Cf. Jer 28.2-11. a quienes les dan de comer
pero declaran la guerra
a quienes no les llenan la boca.#3.5 Llenan la boca: Alusión irónica a los profetas que acomodaban sus palabras al pago que recibían. Cf. Jer 6.14; 8.11; 14.13; 23.16-17.
El Señor dice a esos profetas:
6“No volveréis a tener
visiones proféticas en la noche
ni a predecir el futuro en la oscuridad.”
El sol se pondrá para esos profetas
y el día se les oscurecerá.
7Esos videntes y adivinos
harán el mayor de los ridículos.
Todos ellos se taparán la barba
al no recibir respuesta de Dios.
8En cambio, a mí, el espíritu del Señor
me llena de fuerza, justicia y valor
para echar en cara a Israel su rebeldía y su pecado.#3.8 A diferencia de los profetas que vendían su mensaje, Miqueas habla y actúa bajo la inspiración del espíritu del Señor. Cf. Is 6; 61.1-3; Jer 1.4-8; Ez 1–2.
La ruina de Jerusalén
9Escuchad esto ahora, gobernantes y jefes de Israel,
vosotros que odiáis la justicia
y torcéis el derecho,
10que construís Jerusalén, la ciudad del monte Sión,
sobre la base del crimen y la injusticia.#3.9-10 Estos vs. presentan metafóricamente el crimen y la injusticia como el cimiento sobre el que se edifica la ciudad. Cf. Ex 23.1-3,6-8; Lv 19.15; Dt 16.18-20; Am 5.7,10-15; Hab 2.12.
11Los jueces de la ciudad se dejan sobornar,
los sacerdotes enseñan solo por dinero
y los profetas venden sus predicciones,
alegando que el Señor los apoya y diciendo:
“El Señor está con nosotros;
nada malo nos puede suceder.”
12Por tanto, por culpa vuestra,
Jerusalén, la ciudad del monte Sión,
quedará convertida en barbecho,
en un montón de ruinas,
y el monte del templo se cubrirá de maleza.#3.12 Aquí se predice por primera vez la destrucción de la ciudad de Jerusalén, que, por ser la ciudad de Dios y lugar de su morada, era considerada inviolable e indestructible (Sal 46.4- 5; 48.1-3; Jer 7.4). Este texto sería citado un siglo más tarde para salvar la vida del profeta Jeremías (cf. Jer 26.18).

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