DANIEL 4
4
Locura de Nabucodonosor#4.1–37 (Los vs. 4.1-37 corresponden a los vs. 3.31–4.34 del texto arameo.) Este cap. presenta a un rey Nabucodonosor dominado por incontenibles ansias de poder (vs. 22-30). A causa de esa arrogancia, Dios lo castiga hundiéndolo en un estado de locura, pero le devuelve el uso de la razón y la dignidad real cuando el monarca levanta los ojos al cielo (v. 34) en señal de sumisión a la soberanía del único Dios. De ahí se desprende una lección que el sueño interpretado por Daniel ya había anunciado de manera simbólica: Dios derriba a los poderosos de su trono y pone en alto a los humildes (Lc 1.52).
1“Yo, el rey Nabucodonosor, deseo paz y prosperidad a los hombres de todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan la tierra.#4.1 El relato comienza con un saludo del rey a los destinatarios de su mensaje, como suele hacerse en las cartas. 2Quiero que todos sepan las cosas tan maravillosas que el Dios altísimo ha hecho conmigo. 3¡Qué grandes son sus prodigios y milagros! Su reino durará por siempre y su poder se mantendrá de generación en generación.
4“Yo, Nabucodonosor, vivía tranquilo en mi palacio y disfrutaba de gran prosperidad; 5pero una noche, estando acostado, tuve un sueño que me espantó, y pensamientos y visiones que me llenaron de terror. 6Entonces ordené que vinieran a verme todos los sabios de Babilonia, para que me explicaran el significado del sueño. 7Vinieron todos los magos, adivinos, sabios#4.7 Sabios: lit. caldeos. Véase Dn 1.4 n. y astrólogos de Babilonia, y yo les conté el sueño, pero no pudieron decirme lo que significaba. 8Por último se presentó Daniel, llamado también Beltsasar#4.8 Beltsasar: Véase Dn 1.7 nota j. en honor a mi dios, y cuya vida está guiada por el espíritu del Dios santo, y le conté mi sueño de la siguiente manera: 9‘Beltsasar, jefe de los adivinos, yo sé que el espíritu del Dios santo te guía, y que conoces todos los misterios.#4.9 Todos los misterios: Véase Dn 2.18 n. Escucha, pues, lo que he visto en mi sueño, y dime lo que significa.’ 10Estas son las visiones que tuve mientras estaba acostado:
“En medio de la tierra había un árbol muy alto.#4.10 Un árbol muy alto: También el profeta Ezequiel compara al faraón con un inmenso cedro del Líbano abatido por Dios a causa de su soberbia (Ez 31.2-11; cf. Is 14.4-20; Ez 28.1-19).
11El árbol creció y se hizo muy grueso;
su copa tocaba el cielo, y se le podía ver
desde los puntos más lejanos de la tierra.
12Eran hermosas sus hojas,
y su fruto tan abundante
que bastaba para alimentar a todos.
Las bestias del campo se ponían a su sombra,
las aves hacían nidos en sus ramas
y la vida de todo el mundo dependía de él.
13“De repente vi en mis visiones un ángel centinela que bajaba del cielo, 14y que en voz alta decía:
‘Echad abajo el árbol, cortadle las ramas,
quitadle las hojas, esparcid sus frutos.
Que huyan las bestias que están bajo su sombra
y las aves que están en sus ramas.
15Pero dejad en la tierra el tronco y sus raíces;
sujetadlo con cadenas de hierro y de bronce,
y dejadlo entre la hierba del campo.
Que caiga el rocío sobre él
y que comparta con las bestias la hierba del campo.
16Que su mente#4.16 Su mente: lit. su corazón, en el sentido bíblico de esa palabra, que no se refiere en primer lugar al sentimiento, sino a los pensamientos y al uso de la razón. Véase Sal 12.2 n. se trastorne
y se vuelva como la de una bestia,
y que ese mal le dure siete años.#4.16 Siete años: sentido probable de una expresión aramea que significa lit. siete tiempos o periodos.
17Esta es la sentencia que han dictado
los santos ángeles centinelas,
para que todos los hombres sepan
que el Dios altísimo tiene poder
sobre los reinos humanos,
que él da el gobierno a quien quiere dárselo#4.17 Cf. Job 36.7; Jer 27.5-8.
y hace jefe de una nación
al más humilde de los hombres.’
18“Este es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, he tenido. Ahora, Beltsasar, dime su significado, pues ninguno de los sabios de mi reino lo ha entendido; pero tú podrás interpretarlo porque en ti está el espíritu del Dios santo.
19“Entonces Daniel, al que llamaban Beltsasar, se quedó un momento pensativo, horrorizado por los pensamientos que le venían a la mente. Pero yo, el rey, le dije: ‘Beltsasar, no te preocupes por el sueño ni por su explicación.’ Y Beltsasar contestó: ‘¡Ay, que todo lo que el sueño significa caiga sobre los enemigos de Su Majestad! 20El árbol alto y grueso que vio Su Majestad, el cual llegaba hasta el cielo y se podía ver desde los puntos más lejanos de la tierra, 21que tenía hojas hermosas y fruto tan abundante que alcanzaba para alimentar a todos, a cuya sombra se arrimaban las bestias del campo y en cuyas ramas hacían su nido las aves, 22ese árbol es Su Majestad, que ha crecido y se ha hecho poderoso. La grandeza de Su Majestad ha aumentado hasta alcanzar la altura del cielo, y su dominio se ha extendido sobre toda la tierra. 23Su Majestad vio también que un santo ángel centinela bajaba del cielo y decía: Echad abajo el árbol y destruidlo, pero dejad en la tierra el tronco y sus raíces; sujetadlo con cadenas de hierro y de bronce y dejadlo entre la hierba del campo. Que caiga el rocío sobre él y que comparta con las bestias la hierba del campo durante siete años. 24Esto significa la sentencia que el Dios altísimo ha dictado contra Su Majestad. 25Su Majestad será separado de la gente y vivirá con los animales, comerá hierba, como los bueyes, y el rocío empapará su cuerpo. Así vivirá Su Majestad durante siete años, hasta que reconozca que el Dios altísimo tiene poder sobre todos los reinos humanos, y que es él quien pone como gobernante a quien él quiere. 26La orden de que se dejara en la tierra el tronco y sus raíces, significa que se devolverá a Su Majestad el reino cuando Su Majestad haya reconocido que Dios es quien tiene el poder. 27Por tanto, siga Su Majestad mi consejo: actúe con rectitud y no peque más; ponga fin a sus maldades y ocúpese de ayudar a los pobres. Tal vez así pueda seguir viviendo Su Majestad en paz y prosperidad.’ ”#4.27 Sal 41.1; 112.5-6,9; Tb 12.9; Eclo 3.30.
28Todas estas cosas anunciadas al rey Nabucodonosor, se cumplieron. 29Un año después, mientras el rey se paseaba por la terraza de su palacio de Babilonia, 30dijo: “¡Mirad qué grande es Babilonia! Yo, con mi gran poder, la edifiqué como capital de mi reino, para dejar muestra de mi grandeza.”
31Todavía estaba hablando el rey, cuando se oyó una voz del cielo, que decía: “Oye esto, rey Nabucodonosor. Tu reino ya no te pertenece. 32Vas a ser separado de la gente y vivirás entre los animales. Durante siete años comerás hierba, como los bueyes, hasta que reconozcas que el Dios altísimo tiene poder sobre todas las naciones de la tierra, y que es él quien pone como gobernante a quien él quiere.”
33En aquel mismo instante se cumplió la sentencia anunciada, y Nabucodonosor fue separado de la gente. Comía hierba, como los bueyes, y el rocío empapaba su cuerpo; hasta el pelo y las uñas le crecieron como plumas y garras de águila.
Curación de Nabucodonosor
34“Cuando el tiempo de la sentencia se cumplió, yo, Nabucodonosor, miré al cielo#4.34 Miré al cielo: El rey expresa con este gesto su conversión al único y verdadero Dios. Como consecuencia de ello, no solo recupera el uso de la razón, sino que también recibe de Dios una gloria más extraordinaria que la que había tenido antes (cf. v. 36). Así se pone en evidencia la verdad expresada en Dn 2.21: es Dios el que da y quita el poder a los reyes. y me sentí curado de mi locura. Entonces bendije al Dios altísimo y alabé con estas palabras al que vive para siempre:
‘Su poder durará siempre;
su reino permanecerá de generación en generación.
35Ante él no son nada
los habitantes de la tierra.
Él actúa según su voluntad,
tanto en el cielo como en la tierra.
No hay nadie que pueda oponerse a su poder#4.35 Is 40.22-23.
ni preguntarle por qué actúa como actúa.’#4.35 Preguntarle... como actúa: Job 9.12; Is 45.9; Sab 12.12; Ro 9.20.
36“En aquel mismo momento recobré el juicio, el esplendor de mi reino, mi honor y mi grandeza. Mis consejeros y las altas personalidades de mi gobierno vinieron a buscarme, y me puse nuevamente al frente del gobierno de mi nación, llegando a tener un poder todavía mayor que el que había tenido antes.
37“Ahora pues, yo, Nabucodonosor, alabo, honro y glorifico al Rey del cielo, porque todo lo que hace es verdadero y justo,#4.37 Dt 32.4. y puede humillar a los que se creen importantes.”
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DANIEL 4: DHHED
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