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BARUC 4

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1¡Ella es el libro de los mandamientos de Dios!
¡Ella es la ley que dura eternamente!#4.1 Aunque la sabiduría tenía desde el comienzo un carácter eminentemente práctico (cf. 1 R 3.10,12,28), es característico del judaísmo tardío el identificarla con la ley (cf. también Dt 4.6; Sal 119.98; Eclo 24.23). El NT la identificará con el mensaje evangélico (cf. 1 Co 2.6-7; Ef 3.10) o con el mismo Jesucristo (1 Co 1.24,30; véase también Jn 1.1 nota b).
Todos los que lleguen a poseerla, vivirán;
pero los que la abandonen, morirán.#4.1 Cf. Dt 4.1; 30.15-20; Pr 8.35-36.
2¡Vuelve, Jacob, y consíguela;
iluminado por ella, dirígete a su esplendor!
3¡No cedas a otros tus honores,
ni tus privilegios a naciones extranjeras!
4¡Qué dichosos somos, Israel,
pues conocemos la voluntad de Dios!#4.4 Ro 2.18.
IV. PALABRAS DE ALIENTO (4.5–5.9)#4.5–5.9 Esta sección (4.6–5.9) se inspira en textos como Dt 32; Is 40–55; 60–62. En primer lugar, hace ver a los israelitas que la causa de sus desgracias fue haberse olvidado de Dios (4.6-29), pero les recuerda después las promesas de salvación que Dios les ha hecho (4.30–5.9).
Lamentación de Jerusalén por sus hijos
5¡Ánimo, pueblo mío,
tú que guardas vivo el recuerdo de Israel!
6Vosotros fuisteis vendidos a naciones extranjeras,
pero no seréis exterminados.
Por haber hecho enojar a Dios,
fuisteis entregados a vuestros enemigos.#4.6 Is 50.1.
7Ofendisteis a vuestro creador
ofreciendo sacrificios a demonios y no a Dios.#4.7 Cf. Dt 32.16-17; Sal 106.37-38; 1 Co 10.20.
8Os olvidasteis del Dios eterno,#4.8 El título Dios eterno, que aparece ya en Gn 21.33; Is 40.28, era más usado en griego (en Bar a veces simplemente bajo como “el Eterno”) que en hebreo (Bar 4.10,14,20,22,24,35; 5.2; cf. también 2 Mac 1.25; Dn [dc] 13.42; Ro 16.26). que os alimentó,
y entristecisteis a Jerusalén,
que ha sido una madre para vosotros;
9al ver venir sobre vosotros el castigo
que Dios iba a enviaros, ella dijo:#4.9 Lo que sigue (vs. 9b-29) se pone en boca de Jerusalén, personificada en una viuda que se lamenta ante sus vecinas, al verse privada de sus hijos.
“¡Escuchad, ciudades vecinas:
Dios me ha enviado un gran dolor!
10He visto cómo el Dios eterno
ha enviado cautivos a mis hijos e hijas.
11Yo los había alimentado llena de alegría,
y luego, con tristeza y lágrimas, los vi partir.
12Que nadie se alegre al ver que estoy viuda
y que me han quitado a tantos hijos.
Desierta estoy por los pecados de mis hijos,
porque se apartaron de la ley de Dios.#4.12 Lm 1.1.
13No hicieron caso de los decretos de Dios;
no vivieron de acuerdo con sus mandamientos
ni se dejaron guiar de él por el camino recto.
14¡Venid, ciudades vecinas;
mirad cómo el Dios eterno
ha enviado cautivos a mis hijos e hijas!
15Trajo desde lejos, contra ellos,
a una nación cruel, de idioma extraño,
que no respetaba a los ancianos
ni tenía compasión de los niños;#4.15 Dt 28.49-50; Jer 5.15-17.
16y a mí, viuda y desamparada,
me quitó mis queridos hijos y mis hijas.
17Y yo, ¿qué ayuda puedo daros, hijos míos?
18Dios, que os envió estas calamidades,
es quien os librará de vuestros enemigos.
19¡Seguid, hijos míos, seguid vuestro camino!
¡Yo me quedo abandonada!
20Me he quitado mis vestidos de los días de paz,
me he puesto ropas ásperas para orar
y clamaré al Dios eterno mientras viva.
21¡Ánimo, hijos, pedidle ayuda a Dios,
y él os librará de la tiranía
y del poder de vuestros enemigos!
22Yo espero que el Dios eterno os salve;
el Señor santo y Dios eterno
me ha dado la alegría de saber
que pronto tendrá compasión de vosotros.
23Yo, con tristeza y lágrimas, os vi partir;
pero me seréis devueltos por Dios
con alegría y gozo eternos.#4.23 Como en Is 40–66, la restauración se describe con características que sobrepasan las limitaciones del tiempo y el espacio.
24Y así como ahora las ciudades vecinas
os han visto salir cautivos,
pronto verán cómo el Dios eterno os salvará
con su gran gloria y esplendor.
25Hijos míos, soportad con paciencia
el castigo que Dios os ha enviado.
Vuestros enemigos os han perseguido,
pero pronto veréis cómo van a ser ellos destruidos,
y vosotros les pondréis los pies sobre el cuello.
26Mis hijos mimados han ido por caminos ásperos;
sus enemigos se los llevaron
como las fieras se llevan a las ovejas.
27¡Ánimo, hijos!, pedidle ayuda a Dios,
y él, que os mandó todo esto, se acordará de vosotros.
28Así como os empeñasteis en alejaros de Dios,
volveos ahora y buscadlo con mucho más empeño.
29Porque él, que os envió estas calamidades,
os dará también alegría eterna
al concederos la salvación.”
Consuelo para Jerusalén
30¡Ánimo, Jerusalén!
Dios, que te dio su nombre,#4.30 Bar 5.4. te consolará.
31¡Ay de los que te afligieron
y se alegraron de tu ruina!
32¡Ay de las ciudades que esclavizaron a tus hijos!
¡Ay de la ciudad a donde fueron deportados!
33Así como ella se alegró de tu caída
y se gozó con tu ruina,
así se entristecerá cuando quede despoblada.
34Dios le quitará las multitudes que tanto la alegran,
y su orgullo se convertirá en dolor.
35El Dios eterno le enviará un incendio por largos días,
y por mucho tiempo tan sólo vivirán allí demonios.#4.33-35 Jer 50–51.
36Jerusalén, mira al oriente
y verás la alegría que Dios te envía.
37Mira, ya vienen los hijos que viste partir;
vienen de oriente y occidente,#4.37 Cf. Is 43.5; 60.4; Bar 5.5.
reunidos por orden del Dios santo,
alegres al ver la gloria de Dios.

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