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APOCALIPSIS 21

21
XIV. Cielos nuevos y tierra nueva (21.1–22.5)
Cielo nuevo y tierra nueva
1Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva,#Is 65.17; 66.22; 2 P 3.13; Ver también Ro 8.19-23. porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar ya no existía más. 2Y yo, Juan, vi la santa ciudad,#Neh 11.1,18; Is 52.1. la nueva Jerusalén, descender del cielo,#3.12; Gl 4.26; Heb 12.22. de parte de Dios,#3.12; cf. Gl 4.26; Heb 12.22. preparada como una novia adornada para su esposo.#19.7-8; Is 61.10; 62.4-6. 3Y oí una gran voz#1.10. del cielo, que decía:
—Contemplad el tabernáculo que Dios ha establecido entre los seres humanos. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo;#Sal 95.7; Jer 31.1; Ez 37.27. Dios mismo estará con ellos como su Dios. #Is 7.14; Jer 11.4; 30.21-22; Ez 36.28; Zac 8.8. 4Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos;#Is 25.8; también citado en 7.17. y ya no habrá más muerte,#20.14; Is 25.8; 1 Co 15.25-26,54-55. ni habrá más llanto ni clamor ni dolor,#Is 35.10; 65.19. porque las primeras cosas han dejado de existir.#Is 43.18; 65.17.
5El que estaba sentado en el trono dijo:
—Yo hago nuevas todas las cosas.#Is 43.19; 2 Co 5.17.
Y me dijo:
—Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.#19.9+.
6Y también me dijo:
—Ya todo está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.#1.8+. Al que tiene sed, le daré a beber gratuitamente#Is 55.1. de la fuente del agua de vida.#22.17; Is 55.1; Zac 14.8; Jn 4.10,14; 7.37; Ver también Ap 7.17; Jer 2.13. 7El que salga vencedor heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.#2 S 7.14; Ver también Lv 26.12; Sal 2.7; 89.26-27; Ez 11.20; Zac 8.8; Jn 1.12; Heb 1.4-5. 8Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre,#14.10+. que es la muerte segunda.#2.11.
La nueva Jerusalén
9Entonces se me acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas#15.1; 17.1. y me dijo: «Ven, te presentaré a la novia, la esposa del Cordero».#19.7.
10Me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto y me mostró la gran ciudad, la santa Jerusalén,#Ez 40.1-2. que descendía del cielo enviada por Dios.#Cf. v. 2. 11Tenía la gloria de Dios #Is 60.1-2. y su resplandor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como el cristal.#4.3. 12Tenía una muralla grande y alta. En ella había doce puertas protegidas por doce ángeles, en las que estaban grabados los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. 13Tres puertas daban al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, y tres puertas al occidente.#Ez 48.31-35; Ver también Ex 28.21; 39.14. 14La muralla de la ciudad tenía doce cimientos, en los que estaban escritos los nombres de los doce apóstoles#Ef 2.20. del Cordero.
15El que hablaba conmigo tenía una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.#11.1; Ez 40.3. 16La ciudad era cuadrada, pues, medía lo mismo de largo que de ancho. Con la caña midió la ciudad, la cual tenía dos mil doscientos kilómetros: su longitud, su altura y su anchura eran iguales. 17Y midió su muralla, la cual tenía sesenta y cinco metros, según las medidas humanas que el ángel usaba. 18El material de su muralla era de jaspe, pero la ciudad era de oro puro, semejante al cristal pulido. 19Los cimientos de la muralla de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer cimiento era de jaspe, el segundo, de zafiro; el tercero, de ágata; el cuarto, de esmeralda; 20el quinto, de ónice; el sexto, de cornalina; el séptimo, de crisólito; el octavo, de berilo; el noveno, de topacio; el décimo, de crisoprasa; el undécimo, de jacinto, y el duodécimo, de amatista. 21Las doce puertas eran doce perlas:#Is 54.11-12; Ez 28.13; Ver también Ex 28.17-20; 39.10-14. cada una de las puertas estaba hecha de una sola perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como el cristal.
22En ella no vi ningún templo, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son su templo. 23La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina#Is 24.23; 60.1,19-20. y el Cordero es su lumbrera. #Jn 8.12. 24Las naciones que hayan sido salvas andarán a la luz de ella, y los reyes de la tierra le entregarán su gloria y su honor. #Is 2.3; 60.3-5; Ap 7.9. 25Sus puertas nunca se cerrarán de día,#Is 60.11. pues allí no habrá noche. 26La gloria y el honor de las naciones#Is 60.11; Zac 14.7. serán llevadas a ella. 27No entrará en ella nada impuro,#Is 35.8; 52.1; Zac 13.1-2; 2 P 3.13-14. ni ningún idólatra, ni ningún mentiroso; solo entrarán los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.#3.5.

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