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SALMOS 119:97-176

SALMOS 119:97-176 RV2020

¡Cuánto amo yo tu ley! ¡Todo el día es ella mi meditación! Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis maestros he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los ancianos he entendido, porque he guardado tus mandamientos. De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios, porque tú me enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Más que la miel a mi boca! De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino. Juré y ratifiqué que guardaría tus justos juicios. ¡Afligido estoy en gran manera! ¡Vivifícame, Señor, conforme a tu palabra! Te ruego, Señor, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca y que me enseñes tus juicios. Mi vida está de continuo en peligro, pero no me he olvidado de tu ley. Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos. Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin. Aborrezco a los hombres hipócritas, pero amo tu ley. Mi refugio y mi escudo eres tú. En tu palabra he esperado. ¡Apartaos de mí, malignos, pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios! Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; no quede yo avergonzado de mi esperanza. Socórreme y seré salvo, y me regocijaré siempre en tus estatutos. Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos, porque su astucia es falsedad. Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; por tanto, yo he amado tus testimonios. Mi carne se estremece por temor de ti, y de tus juicios tengo miedo. Juicio y justicia he hecho; ¡no me entregues a mis opresores! Afianza a tu siervo para bien; no permitas que los soberbios me opriman. Mis ojos desfallecen por tu salvación y por la palabra de tu justicia. Haz con tu siervo según tu misericordia y enséñame tus estatutos. Tu siervo soy yo, dame entendimiento para conocer tus testimonios. Tiempo es de actuar, Señor, porque han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro. Por eso he estimado rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas y he aborrecido todo camino de mentira. Maravillosos son tus testimonios; por eso los ha guardado mi alma. La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los sencillos. Mi boca abrí y suspiré, porque deseaba tus mandamientos. Mírame y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre. Ordena mis pasos con tu palabra y ninguna maldad se enseñoree de mí. Líbrame de la violencia de los hombres y guardaré tus mandamientos. Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo y enséñame tus estatutos. Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley. Justo eres tú, Señor, y rectos son tus juicios. Tus testimonios, que has recomendado, son rectos y muy fieles. Mi celo me ha consumido, porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras. Sumamente pura es tu palabra y la ama tu siervo. Pequeño soy yo y desechado, pero no me he olvidado de tus mandamientos. Tu justicia es justicia eterna, y tu ley, la verdad. Aflicción y angustia se han apoderado de mí, pero tus mandamientos han sido mi delicia. Justicia eterna son tus testimonios; ¡dame entendimiento y viviré! Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Señor, y guardaré tus estatutos. A ti clamé: ¡Sálvame!, y guardaré tus testimonios. Me anticipé al alba y clamé; esperé en tu palabra. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos. Oye mi voz conforme a tu misericordia; Señor, vivifícame conforme a tu justicia. Se acercaron a la maldad los que me persiguen; se alejaron de tu ley. Cercano estás tú, Señor, y todos tus mandamientos son verdad. Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido. Mira mi aflicción y líbrame, porque de tu ley no me he olvidado. Defiende mi causa y redímeme; vivifícame con tu palabra. Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos. Muchas son tus misericordias, Señor; vivifícame conforme a tus juicios. Muchos son mis perseguidores y mis enemigos, pero de tus testimonios no me he apartado. Veía a los traidores y me disgustaba, porque no guardaban tus palabras. ¡Mira, Señor, que amo tus mandamientos! ¡Vivifícame conforme a tu misericordia! La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia. Príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón tuvo temor de tus palabras. Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos. La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo. ¡Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios! Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Tu salvación he esperado, Señor, y tus mandamientos he puesto por obra. Mi alma ha guardado tus testimonios y los he amado en gran manera. He guardado tus mandamientos y tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de ti. Llegue mi clamor delante de ti, Señor; dame entendimiento conforme a tu palabra. Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu dicho. Mis labios rebosarán de alabanza cuando me enseñes tus estatutos. Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia. Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido. He deseado tu salvación, Señor, y tu ley es mi delicia. ¡Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me ayuden! Yo anduve errante como una oveja extraviada; ¡busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos!