SALMOS 119:143-176
SALMOS 119:143-176 RV2020
Aflicción y angustia se han apoderado de mí, pero tus mandamientos han sido mi delicia. Justicia eterna son tus testimonios; ¡dame entendimiento y viviré! Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Señor, y guardaré tus estatutos. A ti clamé: ¡Sálvame!, y guardaré tus testimonios. Me anticipé al alba y clamé; esperé en tu palabra. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos. Oye mi voz conforme a tu misericordia; Señor, vivifícame conforme a tu justicia. Se acercaron a la maldad los que me persiguen; se alejaron de tu ley. Cercano estás tú, Señor, y todos tus mandamientos son verdad. Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido. Mira mi aflicción y líbrame, porque de tu ley no me he olvidado. Defiende mi causa y redímeme; vivifícame con tu palabra. Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos. Muchas son tus misericordias, Señor; vivifícame conforme a tus juicios. Muchos son mis perseguidores y mis enemigos, pero de tus testimonios no me he apartado. Veía a los traidores y me disgustaba, porque no guardaban tus palabras. ¡Mira, Señor, que amo tus mandamientos! ¡Vivifícame conforme a tu misericordia! La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia. Príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón tuvo temor de tus palabras. Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos. La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo. ¡Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios! Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Tu salvación he esperado, Señor, y tus mandamientos he puesto por obra. Mi alma ha guardado tus testimonios y los he amado en gran manera. He guardado tus mandamientos y tus testimonios, porque todos mis caminos están delante de ti. Llegue mi clamor delante de ti, Señor; dame entendimiento conforme a tu palabra. Llegue mi oración delante de ti; líbrame conforme a tu dicho. Mis labios rebosarán de alabanza cuando me enseñes tus estatutos. Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia. Esté tu mano pronta para socorrerme, porque tus mandamientos he escogido. He deseado tu salvación, Señor, y tu ley es mi delicia. ¡Viva mi alma y te alabe, y tus juicios me ayuden! Yo anduve errante como una oveja extraviada; ¡busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos!