NEHEMÍAS 9:26-37
NEHEMÍAS 9:26-37 RV2020
Pero te provocaron a ira y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, mataron a tus profetas que los amonestaban a volver a ti, y te ofendieron grandemente. Entonces los entregaste en manos de sus enemigos, los cuales los afligieron; pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvaran de manos de sus enemigos. Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en manos de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti; tú desde los cielos los oías, y según tus misericordias, muchas veces los libraste. Les amonestaste a que se volvieran a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales dan vida a quien los cumple; rebeldes, te dieron la espalda y, tercos, no quisieron escuchar. Los soportaste por muchos años, y les testificaste con tu espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los entregaste en manos de los pueblos de la tierra. Mas por tus muchas misericordias no los consumiste ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros gobernantes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día. Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo. Nuestros reyes, nuestros gobernantes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no pusieron por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos ni a los testimonios con que los amonestabas. Pero ellos en su reino y en los muchos bienes que les diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras. Míranos hoy, convertidos en siervos; somos siervos en la tierra que diste a nuestros padres para que comieran su fruto y su bien. El fruto de ella se multiplica para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestros ganados, conforme a su voluntad. ¡En gran angustia estamos!