NAHUM 2:1-13
NAHUM 2:1-13 RV2020
¡Un destructor avanza contra ti! ¡Monta guardia en la fortaleza! ¡Vigila el camino! ¡Prepárate a luchar! ¡Reúne todas tus fuerzas! Porque el Señor restaurará la gloria de Jacob, así como la gloria de Israel, porque lo arrasaron los saqueadores y estropearon sus sarmientos. El escudo de sus valientes está enrojecido, los hombres de su ejército visten de grana, el carro llamea como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán los cipreses. Los carros se precipitan a las plazas, con estruendo ruedan por las calles; su aspecto es como de antorchas encendidas, corren como relámpagos. Se convoca a los valientes, se atropellan en su marcha, se apresuran hacia el muro donde se prepara la defensa. Las puertas de los ríos se abren y el palacio es destruido. Llevan cautiva a la reina, le ordenan que suba, y sus criadas la llevan mientras gimen como palomas, y se golpean los pechos. Nínive es como un estanque cuyas aguas se escapan. Gritan: «¡Deteneos, deteneos!», pero ninguno mira. ¡Saquead plata, saquead oro! ¡Hay riquezas sin fin, y toda clase de objetos suntuosos y codiciables! Vacía, agotada y desolada está, su corazón desfallece, le tiemblan las rodillas, tiene dolor en las entrañas; los rostros están demudados. ¿Qué queda de la cueva de los leones y de la guarida de los cachorros de los leones, donde se recogían el león y la leona, y los cachorros del león, y no había quien los espantara? El león desgarraba la presa para sus cachorros, y despedazaba para sus leonas, llenaba de presas sus cavernas, y de robo sus guaridas. ¡Aquí estoy contra ti!, dice el Señor de los ejércitos. Quemaré y reduciré a humo tus carros, y la espada devorará tus leoncillos; acabaré con el robo en tu tierra y nunca más se oirá la voz de tus mensajeros.