MARCOS 9:14-32
MARCOS 9:14-32 RV2020
Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio que los rodeaba una gran multitud y que los escribas discutían con ellos. En seguida toda la gente se asombró al verle y corrieron hacia él para saludarle. Él preguntó a los discípulos: —¿Qué discutís con ellos? Uno de la multitud respondió: —Maestro, te he traído a mi hijo. Tiene un espíritu mudo. Cuando se apodera de él le derriba, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. Pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido. Él les respondió: —¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traedme al muchacho. Se lo trajeron y cuando el espíritu vio a Jesús sacudió con violencia al muchacho, quien habiendo caído al suelo se revolcaba echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: —¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? —Desde niño. Muchas veces el espíritu le arroja al fuego o al agua para matarle. Si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: —Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho dijo clamando: —Creo, ayuda mi incredulidad. Al ver Jesús que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo diciéndole: —Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: Sal de él y no entres más en él. Entonces el espíritu dando un grito le sacudió con violencia y salió. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que estaba muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le ayudó a levantarse y quedó en pie. Cuando entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: —¿Por qué nosotros no hemos podido echarlo fuera? Jesús respondió: —Este género de demonios con nada puede salir si no es con oración y ayuno. Salieron de allí y pasaron por Galilea. Jesús no quería que nadie lo supiera porque estaba enseñando a sus discípulos. Les decía: —El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres y le matarán, mas después de muerto resucitará al tercer día. Ellos no entendían el significado de estas palabras, pero tenían miedo de preguntarle.