LUCAS 4:12-26
LUCAS 4:12-26 RV2020
Le respondió Jesús: —Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Acabadas las tentaciones, el diablo se alejó de él hasta la siguiente ocasión. Jesús volvió a Galilea lleno del poder del Espíritu y su fama se difundió por toda aquella región. Enseñaba en las sinagogas y era admirado por todos. Llegó a Nazaret, donde se había criado. El sábado, según su costumbre, entró en la sinagoga y se levantó a leer. Se le dio el libro del profeta Isaías, lo abrió y halló este pasaje: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón, para pregonar libertad a los cautivos, para dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para predicar el año de gracia del Señor . Luego cerró el libro, se lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó. Los ojos de todos los presentes en la sinagoga estaban fijos en él. Jesús entonces comenzó a decirles: —Hoy se ha cumplido la Escritura que habéis oído. Todos hablaban bien de él y se quedaban asombrados de las palabras de gracia que salían de su boca, y comentaban: «¿no es este el hijo de José?». Él les dijo: —Sin duda me diréis este proverbio: «Médico, cúrate a ti mismo. Haz aquí en tu tierra todo cuanto, según hemos oído, has hecho en Capernaún». Y añadió: —Os aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. También os digo: en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando del cielo no cayó una gota de agua durante tres años y seis meses y hubo una gran hambre en toda la tierra; sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una que vivía en Sarepta de Sidón.