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LUCAS 16:1-18

LUCAS 16:1-18 RV2020

Dijo también Jesús a sus discípulos: —Un hombre rico tenía un mayordomo que fue acusado de derrochar los bienes de su amo. Entonces le llamó y le dijo: «¿Qué es esto que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque no puedes seguir siendo mi mayordomo». El mayordomo se puso a pensar: «¿Qué puedo hacer ahora? Mi amo me va a quitar la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando pierda la mayordomía, otros me reciban en sus casas». Llamó entonces a cada uno de los deudores de su amo y dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi amo?». Él respondió: «Cien barriles de aceite». El administrador le dijo: «Toma tus recibos, siéntate inmediatamente y anota solo cincuenta». Después dijo a otro: «Y tú, ¿cuánto debes?». El deudor contestó: «Cien medidas de trigo». El mayordomo le indicó: «Toma tus recibos y anota solo ochenta». Y el amo elogió la astucia de aquel mayordomo corrupto porque, en efecto, los que pertenecen a este mundo son más sagaces en sus negocios que los que pertenecen a la luz. Por eso, os aconsejo que os ganéis amigos por medio de las riquezas injustas para que cuando estas falten os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo muy poco también es fiel en lo mucho; y el que en lo muy poco es injusto, también es injusto en lo mucho. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores, porque odiará al uno y amará al otro o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Los fariseos, que eran avaros, oían también todas estas cosas y se burlaban de Jesús. Entonces les dijo: —Vosotros sois los que os hacéis pasar por justos delante de los demás, pero Dios conoce vuestros corazones. Considerad que lo que la gente tiene por sublime es repugnante delante de Dios. La ley y los profetas llegan hasta Juan. Desde entonces es anunciado el reino de Dios y todos se esfuerzan por entrar en él. Más fácil es que dejen de existir el cielo y la tierra que se pierda una sola coma de la ley. Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, también comete adulterio.

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