LEVÍTICO 25:23-38
LEVÍTICO 25:23-38 RV2020
La tierra no se venderá a perpetuidad, porque es mía, y vosotros sois como forasteros y extranjeros para mí. Por tanto, en todo lugar de vuestra posesión otorgaréis derecho a rescatar la tierra. Si tu hermano empobrece y vende algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano haya vendido. Cuando el hombre no tenga quien rescate, y consiga lo suficiente para el rescate, entonces contará los años desde que vendió, y pagará lo que falta a aquel a quien le vendió, y la propiedad volverá a su posesión. Pero si no consigue lo suficiente para que se la devuelvan, la propiedad estará en poder del que la compró hasta el año del jubileo; y en el jubileo quedará libre, y él volverá a su posesión. Quien venda una vivienda en una ciudad amurallada tendrá derecho de recuperarla durante el período de un año a partir de la venta; un año será el tiempo límite para poder rescatarla. Y si no es rescatada dentro de ese año, la casa que esté en la ciudad amurallada quedará para siempre en poder de aquel que la compró, y de sus descendientes; no quedará libre en el jubileo. Pero las casas de las aldeas que no tienen muros alrededor serán estimadas como los terrenos del campo: podrán ser rescatadas y quedarán libres en el jubileo. Pero en cuanto a las ciudades de los levitas, estos podrán rescatar en cualquier tiempo las casas en las ciudades de su posesión. En el jubileo, el que haya comprado de los levitas saldrá de la casa vendida o de la ciudad de su posesión, por cuanto las casas de las ciudades de los levitas son la posesión de ellos entre los hijos de Israel. Pero la tierra del ejido de sus ciudades no se venderá, porque es posesión suya a perpetuidad. Si tu hermano empobrece y recurre a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá contigo. No le exigirás intereses ni recargo alguno, sino que tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo. No le prestarás tu dinero con usura ni le cobrarás intereses por proveerle de alimentos. Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán y para ser vuestro Dios.