JUAN 6:43-69
JUAN 6:43-69 RV2020
Jesús respondió: —No murmuréis entre vosotros. Nadie puede venir a mí si el Padre, que me envió, no le trajera. Y yo le resucitaré en el día final. Escrito está en los Profetas: Y todos serán enseñados por Dios . Así que, todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí. Esto no significa que alguno haya visto al Padre. Solamente aquel que ha venido de Dios, ha visto al Padre. Os aseguro que el que cree en mí tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros antepasados comieron el maná en el desierto y, sin embargo, murieron. Este es el pan que desciende del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo. Entonces los judíos discutían entre sí y se preguntaban: —¿Cómo puede este darnos a comer su carne? Jesús les dijo: —Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como el Padre viviente me envió, y yo vivo por el Padre, así también el que come de mí vivirá por mí. Este es el pan que descendió del cielo; no como el maná de vuestros antepasados, que lo comieron y murieron. El que come de este pan vivirá eternamente. Estas cosas dijo cuando enseñaba en una sinagoga de Capernaún. Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: —Dura es esta palabra. ¿Quién la puede aceptar? Jesús conocía que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, y les dijo: —¿Esto os escandaliza? ¿Pues qué pasaría si vierais al Hijo del Hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para entender esto. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero existen entre vosotros algunos que no creen. Jesús decía esto porque sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién le había de entregar. Y además les dijo: —Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si el Padre no se lo concede. Desde entonces, muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. Dijo entonces Jesús a los doce: —¿Acaso queréis iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: —Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.