JUAN 3:16-36
JUAN 3:16-36 RV2020
Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo único para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Y esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero los seres humanos amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a la tierra de Judea, y estuvo allí con ellos, y bautizaba. También Juan bautizaba en Enón, junto a Salim. Había allí muchas aguas y la gente acudía a bautizarse, pues Juan aún no habían sido encarcelado. Se produjo entonces una discusión entre los discípulos de Juan y algunos judíos acerca de la purificación. Con tal motivo se acercaron a Juan y le dijeron: —Mira, rabí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán y de quien tú diste testimonio también bautiza, y todos van a él. Respondió Juan: —Nadie puede recibir nada, si no le es dado del cielo. Vosotros mismos sois testigos de lo que yo dije entonces: «yo no soy el Cristo, sino que soy enviado como su precursor». El que tiene la esposa, es el esposo; pero el amigo del esposo, el que está a su lado y lo oye, se alegra mucho al oír la voz del esposo. Por eso, mi alegría ya se ha colmado. Es necesario que él crezca, y que yo mengüe. El que viene de arriba está por encima de todos. El que es de la tierra es terrenal y habla de cosas terrenales. El que viene del cielo está por encima de todos y testifica de lo que ha visto y oído. Sin embargo, nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio atestigua que Dios es veraz. Pues aquel a quien Dios envía habla las palabras de Dios, pues Dios no da el Espíritu de forma limitada. El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que no cree en él no verá esa vida, sino que la ira de Dios recae sobre él.