JUAN 11:1-16
JUAN 11:1-16 RV2020
Un hombre llamado Lázaro estaba enfermo. Era de Betania, la aldea de María y de Marta, sus hermanas. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos). Las hermanas de Lázaro enviaron este mensaje a Jesús: —Señor, el que amas está enfermo. Jesús, al oírlo, dijo: —Esta enfermedad no es de muerte, sino que tiene como finalidad manifestar la gloria de Dios; por medio de ella resplandecerá la gloria del Hijo de Dios. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, a pesar de haberse enterado de que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Pasado este tiempo, dijo a los discípulos: —Vamos otra vez a Judea. Los discípulos exclamaron: —Rabí, hace poco los judíos intentaban apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: —¿No tiene el día doce horas? El que anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; mas el que anda de noche tropieza, porque no hay luz en él. Dicho esto, agregó: —Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarle. Respondieron entonces sus discípulos: —Señor, si se ha dormido, quiere decir que se recuperará. Ellos creían que Jesús se refería al sueño natural, pero él estaba hablando de la muerte de Lázaro. Entonces les dijo claramente: —Lázaro ha muerto y me alegro por vosotros de que yo no haya estado allí para que creáis. Vayamos a verle. Entonces Tomás, apodado «el Mellizo», dijo a los a los otros discípulos: —Vamos también nosotros para morir con él.