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JEREMÍAS 49:7-39

JEREMÍAS 49:7-39 RV2020

Acerca de Edom. Así ha dicho el Señor de los ejércitos: ¿No hay más sabiduría en Temán? ¿Se agotó el consejo en los sabios? ¿Se corrompió su sabiduría? ¡Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos, habitantes de Dedán!, porque el quebranto de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue. Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos? Si ladrones hubieran venido de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastara? Mas yo desnudaré a Esaú, pondré al descubierto sus escondrijos y no podrá esconderse; será destruida su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser. ¡Deja tus huérfanos, yo los criaré, y en mí confiarán tus viudas! Así ha dicho el Señor: Los que no estaban condenados a beber la copa, la beberán ciertamente. ¿Y serás tú absuelto del todo? ¡No serás absuelto, sino que ciertamente la beberás! Porque por mí mismo he jurado, dice el Señor, que espanto, afrenta, soledad y maldición será Bosra, y todas sus ciudades serán ruinas para siempre. He oído esta noticia: que de parte del Señor se había enviado un mensajero a decir a las naciones: «¡Juntaos, venid contra ella, subid a la batalla!». Te haré pequeño entre las naciones, menospreciado entre los hombres. Te engañaron tu arrogancia y la soberbia de tu corazón. Tú, que habitas en las hendiduras de las peñas, que alcanzas las alturas del monte, aunque eleves como el águila tu nido, de allí te haré descender, dice el Señor. Edom se convertirá en espanto. Todo aquel que pase por ella se asombrará, se burlará de todas sus calamidades. Como sucedió en la destrucción de Sodoma, de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice el Señor, tampoco allí habitará nadie, ningún ser humano habitará en ella. Yo, como un león que sube de la espesura del Jordán al verde prado, muy pronto los haré huir de ella, y pondré en ella al que yo escoja, porque ¿quién es semejante a mí? ¿Quién me emplazará? ¿Quién será el pastor que pueda resistirme? Por tanto, oíd el plan que el Señor ha acordado acerca de Edom, y las decisiones que ha tomado acerca de los habitantes de Temán. Ciertamente, a los más pequeños de su rebaño los arrastrarán, y los destruirán junto con sus pastizales. Por el estruendo de la caída de ellos, la tierra temblará, y el eco de su voz se oirá hasta en el mar Rojo. Como un águila subirá y volará, y desplegará sus alas contra Bosra. Aquel día, el corazón de los valientes de Edom será como el corazón de una mujer en angustias. Acerca de Damasco. Hamat y Arfad se avergonzaron porque oyeron malas noticias; se derritieron en aguas de ansiedad, ¡no logran sosegarse! Damasco se desmayó, se dispuso a huir, le tomó temblor y angustia, y se apoderaron de ella dolores como de una mujer que está de parto. ¡Cómo abandonan la ciudad tan alabada, la ciudad de mi gozo! Por tanto, sus jóvenes caerán en las plazas, y todos los hombres de guerra morirán en aquel día, dice el Señor de los ejércitos. En el muro de Damasco prenderé yo un fuego que consumirá las casas de Ben-adad. Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, asolados por Nabucodonosor, rey de Babilonia. Así ha dicho el Señor: Levantaos, subid contra Cedar y destruid a los hijos del oriente. Sus tiendas y sus ganados tomarán. Sus cortinas, todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí, y gritarán contra ellos: «¡Hay terror por todas partes!». ¡Huid, marchaos muy lejos, habitad en lugares profundos, moradores de Hazor!, dice el Señor; porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomó consejo contra vosotros y contra vosotros ha preparado un plan. ¡Levantaos, subid contra una nación pacífica que vive confiadamente, dice el Señor, que ni tiene puertas ni cerrojos, que vive solitaria! Sus camellos serán por botín y la multitud de sus ganados por despojo. Los esparciré a todos los vientos, los dispersaré hasta el último rincón; de todos lados les traeré su ruina, dice el Señor. Hazor será guarida de chacales, quedará desolada para siempre. Nadie morará allí; ningún ser humano habitará en ella. Palabra del Señor que vino al profeta Jeremías acerca de Elam, al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá: Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Yo quiebro el arco de Elam, parte principal de su fortaleza. Traeré sobre Elam los cuatro vientos desde los cuatro puntos del cielo, y los aventaré a los cuatro vientos. No habrá nación a donde no lleguen fugitivos de Elam. Y haré que Elam se acobarde ante sus enemigos y ante quienes buscan su vida. Traeré sobre ellos la calamidad y el ardor de mi ira, dice el Señor, y enviaré espada que los persiga hasta acabar con ellos. Yo pondré mi trono en Elam, y destruiré a su rey y a sus príncipes, dice el Señor. Pero acontecerá en los últimos días, que yo haré volver a los cautivos de Elam, dice el Señor.