JEREMÍAS 23:1-24
JEREMÍAS 23:1-24 RV2020
¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan a las ovejas de mi rebaño!, dice el Señor. Por tanto, esto ha dicho el Señor, Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: Vosotros dispersasteis a mis ovejas y las espantasteis. No las habéis cuidado. Por eso, yo castigo la maldad de vuestras obras, dice el Señor. Yo mismo recogeré el resto de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus pastizales; y crecerán y se multiplicarán. Pondré sobre ellas pastores que las apacienten, y nunca más volverán a tener miedo ni a espantarse, y ninguna de ellas se perderá. Vienen días, dice el Señor, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso y actuará conforme al derecho y la justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual lo llamarán: «El Señor, justicia nuestra». Por tanto, vienen días, dice el Señor, en que no dirán más: «¡Vive el Señor, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!», sino: «¡Vive el Señor, que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte y de todas las tierras adonde yo los había echado!». Y habitarán en su tierra. A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan. A causa del Señor y a causa de sus santas palabras estoy como un ebrio, como un hombre dominado por el vino, porque la tierra está llena de adúlteros; por la maldición, la tierra está desierta y los pastizales del desierto se secaron. La carrera de ellos es mala y su valentía no es recta. Tanto el profeta como el sacerdote son impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice el Señor. Por tanto, su camino será como resbaladero en la oscuridad; serán empujados, y caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos en el año de su castigo, dice el Señor. En los profetas de Samaria he visto desatinos: profetizaban en nombre de Baal e hicieron errar a mi pueblo Israel. Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas: cometen adulterios, andan con mentiras y fortalecen las manos de los malvados, para que ninguno se convierta de su maldad. Me son todos ellos como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra. Por tanto, esto dice el Señor de los ejércitos contra aquellos profetas: «Yo les hago comer ajenjos y les haré beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén salió la impiedad sobre toda la tierra». Así ha dicho el Señor de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca del Señor. Dicen atrevidamente a los que me irritan: «¡El Señor dice que tendréis paz!». Y a cualquiera que anda tras la obstinación de su corazón, dicen: «No vendrá el mal sobre vosotros». Pero ¿quién estuvo en el secreto del Señor, y vio y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra y la oyó? La tempestad del Señor saldrá con furor; la tempestad que está preparada caerá sobre la cabeza de los malos. No se apartará el furor del Señor hasta que lo haya hecho y hasta que haya cumplido los pensamientos de su corazón; al final de los días lo entenderéis cabalmente. No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, mas ellos profetizaban. Si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino y de la maldad de sus obras. ¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice el Señor, y no Dios de lejos? ¿Se ocultará alguno, dice el Señor, en escondrijos donde yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice el Señor, el cielo y la tierra?