ISAÍAS 37:1-20
ISAÍAS 37:1-20 RV2020
Cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos y, cubierto de ropas ásperas, vino a la casa del Señor. Y envió a Eliaquim, el mayordomo; a Sebna, el escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de ropas ásperas, a ver al profeta Isaías hijo de Amoz. Ellos le dijeron: —Esto ha dicho Ezequías: «Día de angustia, de castigo y de deshonra es este día, porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, pero la que da a luz no tiene fuerzas. Quizá ha escuchado el Señor, tu Dios, las palabras del copero mayor, al cual el rey de Asiria, su señor, ha enviado para blasfemar contra el Dios vivo; ojalá que el Señor, tu Dios, lo castigue por las palabras que ha escuchado. Eleva, pues, una oración tú por el resto que aún ha quedado». Los siervos de Ezequías fueron a hablar con Isaías. Y les dijo Isaías: —Decid a vuestro señor que así ha dicho el Señor: «Que no te asusten las palabras insultantes que has oído proferir a los siervos del rey de Asiria contra mí. Yo pondré en él un espíritu, oirá un rumor y se volverá a su tierra; y haré que en su tierra perezca a espada». El copero mayor se enteró de que el rey de Asiria se había retirado de Laquis. Entonces regresó a su país y se encontró con que el rey estaba atacando Libna. Cuando se enteró de que Tirhaca, el rey de Etiopía, se había puesto en camino para plantarle batalla, envió emisarios a Ezequías con este mensaje: —Decid a Ezequías, rey de Judá: «No te dejes engañar por tu Dios, en quien confías, si te dice: “Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria”. He aquí que tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, que las han destruido. ¿Y escaparás tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos de Edén que moraban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, el de Hena y el de Iva?». Tomó Ezequías las cartas de manos de los embajadores y las leyó. Luego subió a la casa del Señor y las extendió delante del Señor. Entonces Ezequías oró al Señor: —Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, Señor, tu oído, y oye; abre, Señor, tus ojos, y mira. Escucha todas las palabras que Senaquerib ha enviado a decir, para blasfemar contra el Dios viviente. Ciertamente, Señor, los reyes de Asiria han destruido todas las tierras y sus comarcas y han entregado los dioses de ellos al fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos humanas, madera y piedra; por eso los han destruido. Ahora pues, Señor, Dios nuestro, líbranos de sus manos, para que todos los reinos de la tierra conozcan que solo tú eres el Señor.