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HEBREOS 4:1-15

HEBREOS 4:1-15 RV2020

Por eso, mientras la promesa de entrar en el reposo de Dios aún permanece, debemos tener cuidado, no sea que alguno de vosotros se quede sin entrar. También a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero a ellos de nada les sirvió haber oído la palabra, porque no se adhirieron por la fe a aquellos que sí la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, conforme a lo que Dios dijo: Por tanto, juré en mi ira que no entrarían en mi reposo , aunque sus obras estaban acabadas desde la fundación del mundo. Pues en cierto lugar de las Escrituras se dice del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día . Y nuevamente dice en el mismo texto: No entrarán en mi reposo . Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en el reposo, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de la desobediencia, Dios otra vez determina un día: el «Hoy», por medio de David quien dijo mucho tiempo después, y según el pasaje citado anteriormente: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones . Si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, aún queda un reposo para el pueblo de Dios, porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga imitando el mismo ejemplo de la desobediencia. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y ninguna cosa que Dios ha creado puede ocultarse de su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que rendir cuentas. Por tanto, ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, permanezcamos firmes en la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo de la misma manera que nosotros; pero él no pecó.

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