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GÉNESIS 37:21-30

GÉNESIS 37:21-30 RV2020

Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos. Dijo: —No lo matemos. Y añadió: —No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, pero no le pongáis las manos encima. Quería librarlo así de sus manos y hacerlo volver a su padre. Sucedió, pues, que cuando llegó José adonde estaban sus hermanos, ellos le quitaron su túnica —la túnica de colores que llevaba puesta—, lo agarraron y lo echaron en la cisterna, que estaba vacía, pues no había en ella agua. Luego se sentaron a comer. En esto, al alzar la vista, vieron una compañía de ismaelitas que venía de Galaad, con camellos cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. Entonces Judá dijo a sus hermanos: —¿Qué vamos a ganar con matar a nuestro hermano y ocultar su muerte? Venid, vendámoslo a los ismaelitas, pero no le pongamos las manos encima, porque es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él. Cuando pasaban los mercaderes madianitas, sacaron ellos a José de la cisterna y lo vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y estos se llevaron a José a Egipto. Después Rubén volvió a la cisterna y, al no hallar dentro a José, rasgó sus vestidos. Luego volvió adonde estaban sus hermanos y les dijo: —¡El muchacho ya no está! Y ahora, ¿qué hago?