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GÉNESIS 35:1-27

GÉNESIS 35:1-27 RV2020

Dijo Dios a Jacob: —Levántate, sube a Bet-el y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú. Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: —Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, limpiaos y cambiad vuestros vestidos. Levantémonos y subamos a Bet-el, pues, y allí haré un altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia y que ha estado conmigo en el camino que he andado. Ellos entregaron a Jacob todos los dioses ajenos que tenían en su poder y los pendientes que llevaban en sus orejas, y Jacob los escondió debajo de una encina que había junto a Siquem. Cuando salieron, el terror de Dios cayó sobre las ciudades de sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob. Llegó Jacob a Luz, es decir, a Bet-el, que está en tierra de Canaán, él y todo el pueblo que con él estaba. Edificó allí un altar y llamó al lugar «El-bet-el », porque allí se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano. Entonces murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue llamada «Alón-bacut». Se le apareció otra vez Dios a Jacob a su regreso de Padan-aram, y lo bendijo: Tu nombre es Jacob; pero ya no te llamarás Jacob, sino que tu nombre será Israel; y lo llamó Israel. También le dijo Dios: Yo soy el Dios Omnipotente: crece y multiplícate; una nación y un conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus entrañas. La tierra que he dado a Abrahán y a Isaac te la daré a ti, y a tu descendencia después de ti. Y se fue Dios de su lado, del lugar desde el cual le había hablado. Jacob erigió entonces una señal en el lugar donde había hablado con él, una señal de piedra; derramó sobre ella una libación y echó sobre ella aceite. Y Jacob llamó Bet-el a aquel lugar donde Dios le había hablado. Partieron de Bet-el, y cuando aún faltaba como media legua para llegar a Efrata, Raquel dio a luz, pero tuvo un mal parto. Entre las dificultades de su parto, la partera le dijo: —No temas, porque también tendrás este hijo. Ella, con su último aliento —porque ya se estaba muriendo—, lo llamó Benoni; pero su padre lo llamó Benjamín. Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén. Levantó Jacob un pilar sobre su sepultura, y esta es la señal de la sepultura de Raquel hasta hoy. Israel salió de allí y plantó su tienda más allá de Migdal-edar. Aconteció que, cuando habitaba Israel en aquella tierra, Rubén fue y durmió con Bilha, la concubina de su padre; de esto se enteró Israel. Los hijos de Israel fueron doce. Hijos de Lea: Rubén, primogénito de Jacob, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. Hijos de Raquel: José y Benjamín. Hijos de Bilha, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. Hijos de Zilpa, sierva de Lea: Gad y Aser. Estos fueron los hijos de Jacob, que le nacieron en Padan-aram. Fue Jacob junto a Isaac, su padre, a Mamre, a la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron Abrahán e Isaac.