GÉNESIS 26:12-33
GÉNESIS 26:12-33 RV2020
Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno; y lo bendijo el Señor. Se enriqueció y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Poseía rebaños de ovejas y vacas, y una gran servidumbre, tanto que los filisteos le tuvieron envidia. Todos los pozos que habían abierto los criados de su padre, Abrahán, en sus días, los filisteos los habían cegado y llenado de tierra. Entonces dijo Abimelec a Isaac: —Apártate de nosotros, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros. Isaac se fue de allí y acampó en el valle de Gerar, y allí habitó. Volvió Isaac a abrir los pozos de agua que habían sido abiertos en los días de Abrahán, su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán; y los llamó por los nombres con que su padre los había llamado. Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle y hallaron allí un pozo de aguas vivas, los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, y dijeron: «El agua es nuestra». Por eso, al pozo le puso por nombre «Esek», porque se habían peleado por él. Después abrieron otro pozo y también riñeron por causa de él, y le puso por nombre «Sitna». Se apartó de allí y abrió otro pozo, y ya no riñeron por él; le puso por nombre Rehobot, y dijo: «Ahora el Señor nos ha prosperado y fructificaremos en la tierra». De allí subió a Beerseba. Aquella noche se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi siervo. Entonces edificó allí un altar e invocó el nombre del Señor. Plantó allí su tienda, y los siervos de Isaac abrieron allí un pozo. Abimelec vino desde Gerar adonde él estaba. Y con él vinieron Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército. Isaac les dijo: —¿Por qué venís a mí, si me habéis aborrecido y me habéis echado de entre vosotros? Ellos respondieron: —Hemos visto que el Señor está contigo, y dijimos: «Haya ahora juramento entre nosotros». Ese pacto será el siguiente: Tú no nos harás ningún mal, pues nosotros no te hemos tocado; solamente te hemos hecho bien y te dejamos partir en paz. Tú eres ahora bendito del Señor. Entonces él les ofreció un banquete, y comieron y bebieron. Se levantaron de madrugada y se hicieron mutuo juramento. Luego Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz. Aquel mismo día sucedió que vinieron los criados de Isaac y le dieron la noticia del pozo que habían abierto, y le dijeron: «Hemos hallado agua». Isaac lo llamó «Seba »; por esta causa el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día.