GÉNESIS 26:1-33
GÉNESIS 26:1-33 RV2020
En aquel tiempo hubo hambre en la tierra —además de la primera que había habido en los días de Abrahán—, y se fue Isaac a Gerar, adonde estaba Abimelec, rey de los filisteos. Allí se le apareció el Señor, y le dijo: —No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en este país. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras y confirmaré el juramento que hice a Abrahán, tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y daré a tu descendencia todas estas tierras, y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abrahán mi voz y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Habitó, pues, Isaac en Gerar. Y cuando los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer, él respondió: «Es mi hermana», pues tuvo miedo de decir: «Es mi mujer», por pensar que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era muy hermosa. Sucedió después de muchos días de estar él allí, que Abimelec, rey de los filisteos, miraba por una ventana y vio que Isaac acariciaba a Rebeca, su mujer. Entonces llamó Abimelec a Isaac y le dijo: —¡No hay duda de que ella es tu mujer! ¿Por qué, pues, dijiste: «Es mi hermana»? Isaac le respondió: —Porque me dije: «Quizá moriré por causa de ella». Pero Abimelec replicó: —¿Por qué nos has hecho esto? Poco ha faltado para que alguno del pueblo se hubiera acostado con tu mujer, y tú habrías traído el pecado sobre nosotros. Entonces Abimelec amenazó a todo el pueblo: —El que toque a este hombre o a su mujer, sin duda morirá. Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno; y lo bendijo el Señor. Se enriqueció y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Poseía rebaños de ovejas y vacas, y una gran servidumbre, tanto que los filisteos le tuvieron envidia. Todos los pozos que habían abierto los criados de su padre, Abrahán, en sus días, los filisteos los habían cegado y llenado de tierra. Entonces dijo Abimelec a Isaac: —Apártate de nosotros, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros. Isaac se fue de allí y acampó en el valle de Gerar, y allí habitó. Volvió Isaac a abrir los pozos de agua que habían sido abiertos en los días de Abrahán, su padre, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán; y los llamó por los nombres con que su padre los había llamado. Pero cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle y hallaron allí un pozo de aguas vivas, los pastores de Gerar riñeron con los pastores de Isaac, y dijeron: «El agua es nuestra». Por eso, al pozo le puso por nombre «Esek», porque se habían peleado por él. Después abrieron otro pozo y también riñeron por causa de él, y le puso por nombre «Sitna». Se apartó de allí y abrió otro pozo, y ya no riñeron por él; le puso por nombre Rehobot, y dijo: «Ahora el Señor nos ha prosperado y fructificaremos en la tierra». De allí subió a Beerseba. Aquella noche se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi siervo. Entonces edificó allí un altar e invocó el nombre del Señor. Plantó allí su tienda, y los siervos de Isaac abrieron allí un pozo. Abimelec vino desde Gerar adonde él estaba. Y con él vinieron Ahuzat, amigo suyo, y Ficol, capitán de su ejército. Isaac les dijo: —¿Por qué venís a mí, si me habéis aborrecido y me habéis echado de entre vosotros? Ellos respondieron: —Hemos visto que el Señor está contigo, y dijimos: «Haya ahora juramento entre nosotros». Ese pacto será el siguiente: Tú no nos harás ningún mal, pues nosotros no te hemos tocado; solamente te hemos hecho bien y te dejamos partir en paz. Tú eres ahora bendito del Señor. Entonces él les ofreció un banquete, y comieron y bebieron. Se levantaron de madrugada y se hicieron mutuo juramento. Luego Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz. Aquel mismo día sucedió que vinieron los criados de Isaac y le dieron la noticia del pozo que habían abierto, y le dijeron: «Hemos hallado agua». Isaac lo llamó «Seba »; por esta causa el nombre de aquella ciudad es Beerseba hasta este día.