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GÉNESIS 16:1-8

GÉNESIS 16:1-8 RV2020

Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos, pero tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. Dijo Sarai a Abram: —Ya ves que el Señor me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te acuestes con mi sierva, y quizá tendré hijos de ella. Atendió Abram el ruego de Sarai. Así, al cabo de diez años de habitar Abram en Canaán, su mujer Sarai tomó a Agar, su sierva egipcia, y la dio por mujer a su marido Abram. Él se acostó con Agar, y ella quedó embarazada; pero al ver que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: —¡Mi agravio sea sobre ti! Yo te di a mi sierva por mujer, pero al verse esperando un hijo me mira con desprecio. ¡Que el Señor actúe de juez entre nosotros! Respondió Abram a Sarai: —Mira, tu sierva está en tus manos. Haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, Agar huyó de su presencia. La halló el ángel del Señor junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur. Y le dijo: —Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas? Ella respondió: —Estoy huyendo de Saraí, mi señora.

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