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GÉNESIS 1:1-27

GÉNESIS 1:1-27 RV2020

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: —Sea la luz. Y fue la luz. Vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas. Llamó Dios a la luz «Día», y a las tinieblas llamó «Noche». Y fue la tarde y la mañana del primer día. Luego dijo Dios: —Haya una expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión «Cielos». Y fue la tarde y la mañana del segundo día. Dijo también Dios: —Reúnanse las aguas que están debajo de los cielos en un único lugar, para que se descubra lo seco. Y fue así. A la parte seca llamó Dios «Tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «Mares». Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: —Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol que dé fruto según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del tercer día. Dijo luego Dios: —Haya luminarias en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y que sirvan de señales para las estaciones, los días y los años, y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes luminarias: la mayor, para que señoreara en el día, y la menor, para que señoreara en la noche; e hizo también las estrellas. Las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, para señorear en el día y en la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana del cuarto día. Y dijo Dios: —Produzcan las aguas seres vivos, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser vivo que se mueve, que las aguas produjeron según su especie, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y los bendijo Dios, y les dijo: —Fructificad y multiplicaos, llenad las aguas en los mares y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana del quinto día. Y dijo Dios: —Produzca la tierra seres vivos según su especie: bestias, serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios los animales de la tierra según su especie, ganado según su género y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces dijo Dios: —Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y sobre las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre ella. Y creó Dios al ser humano a su imagen, a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.