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ÉXODO 12:15-36

ÉXODO 12:15-36 RV2020

Siete días comeréis panes sin levadura. El primer día haréis desaparecer toda levadura de vuestras casas, porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, será eliminado de Israel. El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación. No se hará en ellos ningún trabajo, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer. Guardaréis la fiesta de los Panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué yo a vuestras tribus de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento a lo largo de vuestras generaciones como una costumbre perpetua. En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde. Durante siete días no se hallará levadura en vuestras casas, porque cualquiera que coma algo leudado, tanto extranjero como natural del país, será expulsado de la congregación de Israel. Ninguna cosa leudada comeréis; dondequiera que habitéis, comeréis panes sin levadura. Moisés convocó a todos los ancianos de Israel y les dijo: —Id a escoger un cordero por familia, y sacrificadlo para celebrar la pascua. Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que estará en un recipiente, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el recipiente. Que ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana, pues el Señor pasará y herirá a los egipcios, y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará el Señor de largo por aquella puerta, y no dejará entrar al exterminador en vuestras casas para herir. Guardaréis esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Cuando entréis en la tierra que el Señor os dará, como prometió, también guardaréis este rito. Y cuando os pregunten vuestros hijos: «¿Qué significa este rito?», vosotros responderéis: «Es el sacrificio de la Pascua del Señor, que pasó sin detenerse en las casas de los israelitas en Egipto, cuando hirió de muerte a los egipcios y protegió a nuestras familias». Entonces el pueblo se inclinó y adoró. Luego los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente tal como el Señor había mandado a Moisés y a Aarón. Aconteció que a la medianoche el Señor hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. Se levantaron aquella noche Faraón, todos sus siervos y todos los egipcios, y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiera un muerto. E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: —Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id a servir al Señor, como habéis dicho. Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho; marchad y rogad también por mí. Los egipcios apremiaban al pueblo y se daban prisa para echarlos de la tierra, porque decían: «Vamos a morir todos». Y llevó el pueblo su masa antes de que fermentara, la envolvieron en sábanas y la cargaron sobre sus hombros. E hicieron los hijos de Israel conforme a la orden de Moisés, y pidieron a los egipcios alhajas de plata y de oro, y vestidos. El Señor hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, y estos les dieron cuanto pedían. Así despojaron a los egipcios.

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