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DEUTERONOMIO 7:12-26

DEUTERONOMIO 7:12-26 RV2020

Por haber oído estos decretos, haberlos cumplido y puesto por obra, el Señor, tu Dios, cumplirá contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Te amará, te bendecirá y te multiplicará, bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti hombre ni mujer estéril, ni en tus ganados. Apartará el Señor de ti toda enfermedad, y ninguna de las malas plagas de Egipto que tú conoces hará caer sobre ti, sino que las hará caer sobre todos los que te aborrezcan. Destruirás a todos los pueblos que el Señor, tu Dios, te entrega. No tendrás piedad de ellos ni servirás a sus dioses, porque serán para ti un tropiezo. Si dices en tu corazón: «Estas naciones son mucho más numerosas que yo; ¿cómo las podré exterminar?», no les tengas temor. Acuérdate bien de lo que hizo el Señor, tu Dios, con Faraón y con todo Egipto, de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y milagros, de la mano poderosa y el brazo extendido con que el Señor, tu Dios, te sacó. Así hará el Señor, tu Dios, con todos los pueblos en cuya presencia tú temes. También enviará el Señor, tu Dios, avispas contra ellos, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de tu presencia. No desmayes delante de ellos, porque el Señor, tu Dios, está en medio de ti, Dios grande y temible. El Señor, tu Dios, irá expulsando a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas de una sola vez, no sea que las fieras salvajes se multipliquen en perjuicio tuyo. Pero el Señor, tu Dios, las entregará delante de ti, y les causará grandes destrozos hasta que sean destruidas. Él entregará sus reyes en tus manos, y tú borrarás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas. Quemarás las esculturas de sus dioses en el fuego; no codiciarás la plata ni el oro que las recubren, ni te quedarás con ellas, para que no se conviertan en un tropiezo para ti, pues es una abominación para el Señor, tu Dios. No llevarás ninguna cosa abominable a tu casa, para que no seas anatema. Del todo la aborrecerás y la abominarás, porque es anatema.