DEUTERONOMIO 11:1-17
DEUTERONOMIO 11:1-17 RV2020
Amarás, pues, al Señor, tu Dios, y guardarás sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos, todos los días. Comprended hoy —no hablo de vuestros hijos, que no han sabido ni visto el castigo del Señor, vuestro Dios, su grandeza, su mano poderosa, ni su brazo extendido, las señales y las obras que hizo en medio de Egipto contra Faraón, rey de Egipto, y toda su tierra; lo que hizo con el ejército de Egipto, con sus caballos y sus carros; cómo precipitó el Señor las aguas del mar Rojo sobre ellos cuando iban detrás de vosotros y los destruyó hasta hoy; lo que ha hecho con vosotros en el desierto hasta vuestra llegada a este lugar; lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo de Rubén; cómo abrió su boca la tierra y los tragó con sus familias, sus tiendas y todo su ganado en medio de todo Israel—, pues vuestros ojos han visto todas las grandes obras que el Señor ha hecho. Cumplid, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que seáis fuertes y podáis tomar posesión de la tierra a la cual vais a entrar, y para que os sean prolongados los días sobre la tierra, de la cual juró el Señor a vuestros padres que se la había de dar a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y miel. La tierra a la que vas a entrar para tomar posesión de ella no es como la tierra de Egipto, de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. La tierra a la que vais a entrar para tomarla es tierra de montes y de vegas, que se nutre de las aguas de la lluvia del cielo; una tierra de la que cuida el Señor, tu Dios. Siempre están sobre ella los ojos del Señor, tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. Si obedecéis cuidadosamente a los mandamientos que yo os prescribo hoy, amáis al Señor, vuestro Dios, y le servís con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia a vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía, y tú recogerás tu grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo para tus ganados, y comerás hasta saciarte. Cuidaos, pues, de que vuestro corazón no se deje engañar y os apartéis para servir a dioses ajenos e inclinaros delante de ellos; no sea que se encienda el furor del Señor sobre vosotros, cierre los cielos y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis bien pronto en esa buena tierra que os da el Señor.