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DEUTERONOMIO 1:19-35

DEUTERONOMIO 1:19-35 RV2020

Cuando salimos de Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible desierto que habéis visto, por el camino del monte del amorreo, como el Señor, nuestro Dios, nos lo había mandado, y llegamos hasta Cades-barnea. Entonces os dije: «Habéis llegado al monte del amorreo, el cual el Señor, nuestro Dios, nos da. Mira, el Señor, tu Dios, te ha entregado la tierra: sube y toma posesión de ella, como el Señor, el Dios de tus padres, te ha dicho. No temas ni desmayes». Pero os acercasteis todos a decirme: «Enviemos hombres delante de nosotros, que reconozcan la tierra y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir y de las ciudades adonde hemos de llegar». La propuesta me pareció bien, y tomé doce hombres de entre vosotros, uno por cada tribu. Ellos se encaminaron y subieron al monte; llegaron hasta el valle de Escol y reconocieron la tierra. Tomaron en sus manos de los frutos del país, nos los trajeron y nos dieron este informe: «La tierra que el Señor nuestro Dios nos da es buena». Sin embargo, no quisisteis subir, sino que fuisteis rebeldes al mandato del Señor, vuestro Dios. Os pusisteis a murmurar en vuestras tiendas: «Porque el Señor nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo y destruirnos. ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, al decir: “Este pueblo es más numeroso y más alto que nosotros, las ciudades son grandes y están amuralladas hasta el cielo. Allí también vimos a los hijos de Anac”». Entonces os dije: «No temáis ni tengáis miedo de ellos. El Señor, vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto ante vuestros ojos. En el desierto has visto que el Señor, tu Dios, te ha traído, como trae un hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar». Pero ni aun así creísteis al Señor, vuestro Dios, quien iba delante de vosotros por el camino para buscaros el lugar donde habíais de acampar, con el fuego de noche para mostraros el camino que debías seguir, y con la nube de día. Cuando el Señor oyó la voz de vuestras palabras, se enojó e hizo este juramento: «Ni un solo hombre de esta mala generación verá la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres