HECHOS 1:1-17
HECHOS 1:1-17 RV2020
Estimado Teófilo, en mi primer escrito, me referí a todas las cosas que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado arriba, al cielo, después de haber dado instrucción por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. Después de su padecimiento, Jesús también se presentó a los apóstoles con muchas pruebas indudables de estar vivo: se les apareció durante cuarenta días y les hablaba acerca del reino de Dios. Estando juntos les dio esta orden a todos ellos: —No salgáis de Jerusalén. Esperad la promesa del Padre, de la que os hablé, porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días. Quienes estaban con él reunidos le preguntaron: —Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Respondió Jesús: —No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones. Son potestad exclusiva del Padre. Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Habiendo dicho esto y a la vista de todos ellos, fue elevado a las alturas y una nube le ocultó a sus ojos. Mientras ellos contemplaban su ascensión, se pusieron a su lado dos hombres con vestiduras blancas y les dijeron: —Galileos, ¿qué hacéis ahí parados, mirando atentamente al cielo? Este Jesús, que de entre vosotros ha sido elevado al cielo, vendrá del mismo modo como le habéis visto ir. Volvieron a Jerusalén desde el monte llamado del Olivar. Distaba de Jerusalén el espacio correspondiente a lo que se permitía caminar un sábado. Cuando llegaron, subieron al aposento alto, donde estaban Pedro, Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hermano de Jacobo. Y todos ellos, junto a las mujeres, a María, la madre de Jesús, y a los hermanos de este, eran constantes y unánimes en oración y ruego. Uno de esos días Pedro se puso de pie en medio de los hermanos, que estaban reunidos y que formaban un grupo de unas ciento veinte personas, y les dijo: —Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, donde por boca de David se dice que el Espíritu Santo habló acerca de Judas, el que guió a los que prendieron a Jesús. Nosotros lo considerábamos como uno de los nuestros, porque había tomado parte en nuestra tarea.