2 SAMUEL 16:1-14
2 SAMUEL 16:1-14 RV2020
Apenas había pasado David un poco más allá de la cumbre del monte, cuando Siba, el criado de Mefi-boset, salió a recibirlo con un par de asnos ensillados y cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos y un cuero de vino. El rey preguntó a Siba: —¿Para qué es esto? Y Siba respondió: —Los asnos son para que monte la familia del rey, los panes y las pasas para que coman los criados, y el vino para que beban los que se cansen en el desierto. —¿Dónde está el hijo de tu señor? —preguntó el rey. Siba respondió: —Se ha quedado en Jerusalén, porque ha dicho: «Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre». —Sea tuyo todo lo que tiene Mefi-boset —dijo el rey a Siba. Siba se inclinó y respondió: —Rey y señor mío, halle yo gracia delante de ti. Cuando el rey David llegó a Bahurim, salía uno de la familia de la casa de Saúl, el cual se llamaba Simei hijo de Gera. Profería maldiciones y arrojaba piedras contra David y contra todos los siervos del rey David, mientras todo el pueblo y todos los hombres valientes marchaban a su derecha y a su izquierda. Y Simei lo maldecía: —¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso! El Señor te ha dado el pago por toda la sangre de la casa de Saúl, en lugar del cual tú has reinado, y el Señor ha entregado el reino en manos de tu hijo Absalón; has sido sorprendido en tu maldad, porque eres un hombre sanguinario. Entonces Abisai hijo de Sarvia dijo al rey: —¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor, el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le cortaré la cabeza. El rey respondió: —¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? Si él así maldice, es porque el Señor le ha dicho que maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: «Por qué haces esto»? Luego dijo David a Abisai y a todos sus siervos: —Mirad, mi hijo, salido de mis entrañas, acecha mi vida; ¿cuánto más ahora un hijo de Benjamín? Dejadlo que maldiga, pues el Señor se lo ha mandado. Acaso el Señor mire mi aflicción y torne en bien sus maldiciones de hoy. Y mientras David y los suyos continuaban su camino, Simei iba frente a él por la ladera del monte, y profería maldiciones mientras caminaba, al mismo tiempo que arrojaba piedras delante de él y esparcía polvo. El rey y todo el pueblo que con él estaba llegaron fatigados y descansaron allí.