2 SAMUEL 11:1-25
2 SAMUEL 11:1-25 RV2020
Aconteció al año siguiente, en el tiempo en que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, junto con sus siervos y con todo Israel, y ellos derrotaron a los amonitas y sitiaron a Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén. Una tarde, después de levantarse de la siesta y mientras paseaba por la terraza de palacio, David vio desde allí a una mujer muy hermosa que se estaba bañando. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: —Aquella es Betsabé, hija de Eliam, mujer de Urías, el heteo. Envió David mensajeros que la trajeran, y la tomó; cuando llegó, él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y regresó a su casa. La mujer concibió y mandó a decir a David: —Estoy embarazada. Entonces David envió a decir a Joab: —Envíame a Urías, el heteo. Y Joab envió a Urías a David. Cuando Urías llegó ante él, David le preguntó por la salud de Joab, por la salud del pueblo y por la marcha de la guerra. Después dijo David a Urías: —Desciende a tu casa, y lava tus pies. Cuando Urías salió de la casa del rey, le enviaron un presente de la mesa real. Pero Urías durmió a la puerta de la casa del rey, con todos los guardias de su señor, y no descendió a su casa. Le hicieron saber esto a David: —Urías no ha descendido a su casa. Entonces David dijo a Urías: —¿Acaso no vienes de viaje? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa? Urías respondió a David: —El arca, Israel y Judá habitan bajo tiendas; mi señor Joab y los siervos de mi señor, en el campo; ¿cómo iba yo a entrar en mi casa para comer y beber, y dormir con mi mujer? ¡Por vida tuya y por vida de tu alma, nunca haré tal cosa! David dijo entonces a Urías: —Quédate aquí hoy también, y mañana te despediré. Se quedó Urías aquel día y el siguiente en Jerusalén. David lo convidó a comer y a beber con él hasta embriagarlo. Por la tarde salió a dormir en su cama, junto a los guardias de su señor; pero no descendió a su casa. A la mañana siguiente, escribió David una carta a Joab, la cual envió por mano de Urías. En ella decía: «Poned a Urías al frente, en lo más recio de la batalla, y alejaos de él, para que le ataquen y le maten». Así, cuando Joab sitió la ciudad, puso a Urías en el lugar donde sabía que estaban los hombres más valientes. Salieron los de la ciudad y pelearon contra Joab; cayeron algunos del ejército de los siervos de David, y murió también Urías, el heteo. Entonces Joab envió un informe a David de todos los asuntos de la guerra. Y dio esta orden al mensajero: —Cuando acabes de contar al rey todos los asuntos de la guerra, si el rey comienza a enojarse, y te dice: «¿Por qué os habéis acercado tanto a la ciudad para combatir? ¿No sabíais que os arrojarían cosas desde el muro? ¿Quién hirió a Abimelec hijo de Jerobaal? ¿No arrojó una mujer desde el muro un pedazo de rueda de molino, y murió él en Tebes? ¿Por qué os habéis acercado tanto al muro?». Entonces tú le dirás: «También tu siervo Urías, el heteo, ha muerto». Partió el mensajero y, al llegar, contó a David todo aquello que Joab le había mandado decir. Dijo el mensajero a David: —Pudieron más que nosotros los hombres que salieron al campo para hacernos frente, bien que les hicimos retroceder hasta la entrada de la puerta; pero los arqueros dispararon sus flechas contra tus siervos desde el muro, y murieron algunos de los siervos del rey; también murió tu siervo Urías, el heteo. David respondió al mensajero: —Así dirás a Joab: «No tengas pesar por esto, porque la espada mata, unas veces a unos y otras veces a otros; refuerza tu ataque contra la ciudad, hasta que la rindas». Y tú aliéntale.