2 REYES 23:1-14
2 REYES 23:1-14 RV2020
Entonces el rey mandó convocar ante él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Luego el rey subió a la casa del Señor con todos los hombres de Judá y todos los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande. Allí leyó en voz alta todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa del Señor. Después, puesto en pie junto a la columna, el rey hizo un pacto delante del Señor, por el que se comprometían a seguir al Señor y guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y a cumplir las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto. El rey mandó al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta, que sacaran del templo del Señor todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, Asera y todo el ejército de los cielos. Los quemó fuera de Jerusalén, en el campo del Cedrón, e hizo llevar sus cenizas a Bet-el. Después quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para quemar incienso en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, así como a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el ejército de los cielos. Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa del Señor, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, donde la quemó y la convirtió en polvo. Y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo. Además, derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa del Señor, en los que tejían las mujeres tiendas para Asera. Hizo venir a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba. Derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, situados al lado izquierdo de la puerta de la ciudad. Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar del Señor en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos. Asimismo, profanó el Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno ofreciera a su hijo o su hija en el fuego para rendir culto a Moloc. Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo del Señor, junto a la habitación de Natán-melec, el eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos, y quemó los carros dedicados al sol. Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, construidos por los reyes de Judá, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa del Señor. De allí se dio prisa en arrojar el polvo al arroyo del Cedrón. Asimismo, profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los que Salomón, rey de Israel, había edificado a Astoret, ídolo abominable de los sidonios, a Quemos, ídolo abominable de Moab, y a Milcom, ídolo abominable de los hijos de Amón. Quebró las estatuas, derribó las imágenes de Asera y llenó el lugar que ocupaban con huesos humanos.